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Noe
Al llegar a la puerta de nuestra casa de luna de miel, cargo a Charlie quien grita con sorpresa. Debo avisar la próxima vez que la cargue o me va a dejar sordo. Abro la puerta y entro con ella en brazos, no sé a que de deba esta traición pero no seré yo quien rompa con ella.
Al estar adentro, la bajo con cuidado y la beso como si nunca lo hubiese hecho, pues los nervios del momento son bastante grandes a pesar de que no es la primera vez que hacemos esto pero hoy se siente totalmente diferente a otras veces.
—Bienvenida a casa, señora Salvatore.
—Bienvenido a mi vida, señor Salvatore.
Tomo de la mano a mi preciosa esposa y camino hasta la que será la única testigo de nuestro amor, nuestra habitación. Al entrar, puedo observar la cama arreglada como la pedí, cuatro
