Las nubes negras danzan sobre nuestras cabezas junto con una neblina que llena todo el ambiente de humedad. Nos cerramos bien los abrigos y colocamos las bufandas alrededor del cuello. Hoy es uno de esos días en los que el frío te cala hasta los huesos y ya lo llevas encima a todas partes. Puede que me haya vuelto supersticiosa pero mirando el cielo, siento un mal presagio y un escalofrío recorre mi columna. Marta, Tere, mi madre y yo. Ahí vamos las cuatro de compras. Me encanta volver a tener una buena relación con mi madre. Aunque no entienda que quiero dedicarme a la música, lo respeta. Yo por mi parte le muestro todo el cariño que no ha tenido estos últimos años. -Toma.- me tiende Tere algo entre sus dedos. Es una tarjeta de crédito. Es más gorda de los normal y negra, pero lo raro