POV. AMELIA.
Me enfrento a la mirada inquisidora de Roman. Sé que está acostumbrado a que todos hagan su voluntad, pero le tengo una noticia, no soy todo mundo y eso lo está frustrando sobremanera.
—Amelia, no estoy discutiendo esto contigo, —espeta en tono serio. —Sube, empaca algunas cosas y nos vamos.
—Esta es mi casa, ya escuchaste a la policía, atraparon al tirador —señaló hacia la puerta. —Estoy bien, es mi casa y aquí me voy a quedar.
—¡Joder! ¡¿Por qué coño, tienes que ser tan terca?! —Ruedo los ojos y avanzo hasta donde está la puerta principal.
—Mira, voy a tapar la ventana para que mañana vengan a repararla.
—Amelia.
—No, no insistas. Además, no es que esté muy feliz contigo en este momento —le recuerdo nuestra situación. Me dirijo a la puerta del garaje donde está estaci
