Prologo
—Hola. —escucho su voz y me sobresalto.
—¿Qué haces aquí? — mi voz suena temblorosa y me maldigo por eso.
—Vengo a disculparme. —
A mí mente viene la imagen de nosotros bailando muy pegados, yo me volteo y quedo con mi espalda pegada a su pecho, el saca el pelo de mi cuello y comienza acariciarme lentamente.
Siento su respiración en mi cuello y tiemblo involuntariamente, y sé que él lo nota.
Pone sus labios en mi cuello y sube sus manos desde mis caderas hacia mi abdomen.
Yo me volteo para verlo y puedo notar sus ojos más oscuros de lo normal y veo el deseo en ellos.
No encuentro nada mejor que hacer que huir.
—Estas perdonado —anuncio para que se aleje.
—Por favor... ni siquiera puedes mirarme a los ojos. —Levanto la mirada y lo observo fijamente por unos segundos.
—Por favor, para con esto... me estas poniendo nerviosa. —mis palabras son casi inaudibles.
—Es que... que estoy haciendo, no estoy haciendo nada. — habla mientras acorta nuestra distancia. — Para mí es muy importante saber que estoy bien contigo.
—Ya enserio para... por favor.— trato de alejarme, pero él se acerca.
—Te juro que eso intento, pero... no … no puedo.
—¿Que estás haciendo Dann?
—No sé. — susurra. — estoy jugando con fuego, pero me gusta.
El acorta la poca distancia que nos separa y de repente siento sus labios sobre los míos.
No le respondo el beso, pero siento como miles de mariposas se posan en mi estómago.
No le respondo el beso, pero tampoco me alejo, me siento como una roca, no puedo moverme.
Me alejo y nos miramos fijamente, siento mis ojos llenos de lágrimas.
Trato de respirar, pero no puedo. Una vez que reaccionó le doy una bofetada.
Siento el sonido de mi mano retumbar en su cara, y de nuevo salgo del lugar corriendo.
Llego a la salida y siento las lágrimas caer por mis mejillas.
¿Saben que es lo peor?, me encantó sentir sus labios sobre los míos, lo suaves que son lo delicado que fue al besarme... esos carnosos labios.
Vamos Alessia, no puedes sentir todo esto por el... vas a casarte.
Me recuerda mi consciencia.
