Capítulo cinco

2290 Words
El impactante mensaje en su celular solo pudo ocasionar en la joven una pequeña risilla seguida del cierre de la puerta detrás de ella al ingresar por la puerta. Era una completa locura lo que decía el contenido de aquel mensaje, sin creer una sola vez en ello tiro el celular sobre el mueble más cercano y se fue a la cama. El cansancio era demasiado evidente, su joven rostro tenía ojeras por el trasnochar casi todos los días, el tiempo extra que había estado trabajando para poder así ahorrar y averiguar lo que sucedió en aquel año, todo su esfuerzo valdría la pena cuando finalmente pudiera saber la verdad. Hay días en los que Lilith lamenta haberse alejado de su padre, después de todo no era un hombre tan malo como los medios mencionaron, ante ella, él era un auténtico héroe sin capa, su desaparición fue un evento inesperado que la forzó a tener que adaptarse al cruel mundo. Sobre la cama la dama se mueve de un lado a otro sin lograr conciliar el sueño, el insomnio la visita cada anochecer, ya no es capaz de recordar la ultima vez que por fin logro dormir sin levantarse gritando, bañada en sudor mientras rogaba que no la abandonaran. Poco a poco sus ojos comienzan a cerrarse y apenas empezando a lograrlo, los recuerdos inician. *Flashback* Era una mañana como otra cualquiera excepto por el hecho de estar enfadada con su padre, se había levantado temprano y le había escuchado con claridad hablar acerca de silenciar a una persona o hacer lo que fuera necesario para que esta persona no pudiera revelar ningún tipo de información. Lilith espero con paciencia a que su padre colgara, no quería ser descortés al interrumpirlo, suprimió sus ganas de exigirle saber que estaba pasando, su cabeza tenia cientos de ideas acerca de ello, sin embargo, se mordió lengua y espero a que él terminara la llamada. Tras unos minutos de haber terminado, la chica no pudo contenerse más—¿De nuevo te iras? —su padre volteo enseguida hacia ella, esperaba que no hubiera escuchado—¿ahora cuanto tiempo será? ¿6 meses, 1 año o 2 años? —sus preguntas sonaban a reclamos—¿nos quedaremos aquí o volveremos a mudarnos en cuanto regreses? —claramente Lilith estaba enfadada. Nunca reclamaba, pero esta vez no quería mudarse, había logrado hacer amistades, conocido a excelentes personas y ¿de la nada volvería a perderlo? Las idas y venidas con su padre habían logrado que no pudiera entablar amistades, apenas estaba consiguiéndolo y él de la nada ¿iba a arruinarlo? Además, con su gran capacidad de observar hace algún tiempo se había dado cuenta que su padre no era tan bueno como lo era cuando estaban juntos, en la habitación del hombre en uno de los cajones con llave se escondía un arma de fuego, Lilith lo había visto cuando por descuido él dejo el cajón abierto. —Padre, ¿en que andas metido? —pregunto Lilith meneando la cabeza hacia el lado derecho mientras funcia el ceño, su padre por primera vez no pudo responderle, el silencio que guardo, fue eterno—¿Acaso es algo malo? Dicha pregunta dejo perplejo al hombre enfrente de ella, la descomposición de su facie le dio la respuesta que menos quería la menor, desde antes era algo que intuía, no obstante saber que era tal como creía a una simple sospecha era mucho más impactante de lo que creyó que sería descubrirlo. —Incluso si es como piensas, a ti no te falta nada LILITH—comento el hombre remarcando su nombre—así que no vuelvas a hablar del tema—dicho esto tomo sus cosas y salió dando un horrible portazo. *Fin del flashback* Esa fue la última vez que lo vio. Durante toda la noche no pudo parar de revivir viejos momentos, tanto buenos como malos, peleas y discusiones que habían tenido siempre por el mismo tema de mudanza, él último fue el peor de todos, no hubo gritos por él, simplemente quedo un portazo tras su desaparición. A las 6:00 de la mañana como de costumbre se levanto por falta de aire, sentía que se ahogaba, se encontraba bañada de sudor y su corazón latía con demasiada fuerza que sentía que en cualquier momento este saldría de su pecho, tras intentar varias veces calmarse finalmente consiguió recuperar el aliento. El mismo tormento, los mismos reclamos y la culpabilidad sucumbieron a ella mediante sueños, dejándole en claro que tenia la culpa por ese evento. Sin poder conseguir dormir con las mismas se levanto y preparo nuevamente para ir al trabajo. Su turno ahora era vespertino. El restaurante tenía distintos horarios, la mayoría de los empleados rotaban turnos, esto el gerente lo hacia con la idea de hacer más dinámico el asunto y que no se frustraran por los diversos clientes mal-educados que los visitaban. Muchos de los empleados a veces comentaban acerca de abandonar aun cuando la paga era excelente y solo por el trato inhumano que recibían de los clientes sin tener el derecho a llevar la contraria, las mujeres mayormente por el acoso de ellos hacia su persona misma. Finalmente se fue a trabajar, cuando todo parecía ir o es lo que al menos la joven creía, ya que Gabriel desde que inicio el turno jamás le hablo, no volvió a hacer ningún comentario tras mucho negarse ante la invitación que este le ofreció. Supongo que finalmente lo termino de entender—murmuro Lilith llevando un par de platillos a los clientes, en verdad los días en los que él sujeto insistió fueron una completa pesadilla, lo genial es que finalmente se había rendido. Una de las tantas empleadas se acercó hasta donde ella se encontraba—¿En verdad piensas que ya no va a fastidiarte con las salidas? —pregunto esta chica—tú bien sabes como son todos los hombres—menciono generalizando a cada uno con una sola oración. —Lilith a veces pienso que eres un poco ingenua, realmente te falta un poco de consciencia. —Ningún tipo se rinde fácilmente. Ante dicha mención Lilith se encogió los hombros fingiendo no escucharla y prosiguió a separarse de ella para continuar llevando platillos, internamente la joven tenía la duda, pero en ese momento prefirió dejarlo pasar, no tenia ni las ganas de siquiera sobre pensar acerca del asunto. Durante todo el día Gabriel no se acercó, incluso platico con otras damas a las cuales ni siquiera les hablaba antes, se la paso riendo como si ella no existiera, esta acción era sumamente sospecha para alguien que hasta el día anterior no dejaba de insistir. Llegando la hora de salida, antes de que pudiera terminar de recoger sus cosas alguien toco su hombro, dicha acción la sobresalto un poco, nerviosamente se dio la vuelta para encontrarse cara a cara con Gabriel —¿Hay algo que necesites? —pregunto cortésmente Lilith mirándolo con seriedad, el joven mostraba un rostro entre comillas “apenado” pero ella se preguntaba si en verdad había algo porque sentirse mal. Bueno, mira, lo que sucede es que algunas chicas del turno de la noche no podrán asistir—menciono, prosiguió a decir los nombres de las damas que habían tenido un inconveniente—nos hará falta personal, he hablado con mi padre y me ha pedido que te diga que te quedes al siguiente turno. —Si es necesario que descanses puedes hacerlo en la oficina de él, después que hayas descansado regresas a ayudarle a las otras chicas que también se quedarán, tómense de acuerdo para descansar de una en una—ante la mención del gerente la dama asintió, ese hombre pese a su carácter había sido un gran apoyo para ella durante todos esos años. Y hasta apenas se cuestionó si en alguna ocasión ella había conocido a Gabriel cuando eran niños. Claro, no hay problema, dile al gerente que “yo me encargo” —menciono en un tono alegre aun cuando no lo tenía, fingir que todo estaba bien ni un solo problema, la vida le había echo aprender a mentir incluso si era un poco difícil hacerlo. —Tomaré un descanso ahora, en un rato vuelvo al trabajo. Gabriel asintió y agradeció por su dedicación al trabajo. … Tras el corto descanso, ella volvió al trabajo, fueron idas y venidas, muchas groserías y aun así ahí estuvo soportando durante toda la noche entera, sus compañeras de turno igual se veían agotadas incluso unas maldecían en voz alta la ausencia de sus compañeras. ¿No crees que es sospechoso? —interrumpió la voz de la misma dama que hace unas damas le había mencionado que “los hombres no se rinden con facilidad” —Ni Emma, ni Lara o Sara faltan al trabajo, y si lo hacen avisan con anticipación, al menos Lara siempre me comenta. ¿Faltar de la nada? Eso no es algo que suela hacer. Lilith no se llevaba con todas, pero Sara era diferente, habían cruzado un par de palabras, tras hacerlo se dio cuenta que era buena chica—Los inconvenientes suelen pasar, ya sabes, nunca avisan los problemas, a cualquiera le puede pasar. —¿A los tres? ¿y el mismo día? ¡yo no creo en coincidencias! —debatió Rosa un tanto malhumorada. Lynette con nerviosismo interrumpió—Basta, de nada sirve pensarlo, ya hemos terminado ¿no? —comento señalando que al final y al cabo lo habían trabajado—mañana podemos preguntarle a cada una que es lo que sucedió en verdad. —Perfecto—murmuro no muy contenta, Rosa tomo sus cosas y fue la primera en marcharse, por siguiente salió Lynette. Lilith se quedo al último debido a que era la encargada de cerrar el restaurante, se demoro un par de minutos en cerrar todo y asegurarse de que estuviera bien cerrado, finalmente intento llamar a un taxi, debido a la hora no encontró quien accediera a llevarla, por ende, tuvo que caminar. … Mientras se dirigía a su hogar se sentía observada, un escalofrío bajo por su espalda, ansiosamente se abrazó a sí misma y continuo su camino, de vez en cuando se tallaba con sus manos y ocasionalmente se volteaba hacia atrás en intento de encontrar al sujeto que la observaba, estaba segura que alguien la seguía. El camino era desolado, ¿Quién andaría a estas horas por la calle? ya eran mas de la 12.00 de la noche, normalmente antes de esta hora todo el mundo desaparecía, no era coincidencia, esto se debía a los múltiples asesinatos que transcurrían cada año en los mismos meses. Con cada paso que daba sentía que su corazón no daba para más, el miedo inmenso que sentía no tenia precio alguno, en su vida se había sentido de esta manera, ¿Cómo iba a pensar que alguien pudiera seguirla? Normalmente están vacías las calles. Llegando casi al departamento apresuro los pasos, literalmente sin darse cuenta se encontraba corriendo como si su vida dependiera de ello, corrió tan rápido como su velocidad y resistencia se lo permitieron, al llegar a la puerta de manera apresurada busco las llaves dentro de su bolso, apenas las tomo intento abrir, sin embargo, debido a su nerviosismo termino por soltarla. Se agacho para levarlas y abrir, cuando finalmente lo había logrado, una mano intercepto la suya, su cuerpo tembló por inercia, mil pensamientos cruzaron por su cabeza no obstantes todos estos se despejaron cuando al darse la media vuelta se topó con Gabriel. Este sin responder siquiera a la pregunta de la joven dama la empujo levemente al interior del apartamento, Lilith no se iba a dejar tampoco por lo tanto se aparto con brusquedad e intento con todas sus fuerzas cerrar la puerta, sin embargo, no pudo, la fuerza de un hombre en comparación con el de una mujer es muy distinta. ¿Qué crees que estas haciendo? ¡suéltame! —espeto Lilith con voz enojada en un vano intento por ocultar su miedo, más su propia voz fue la que la traiciono, ya que esta no le dejo mentir acerca de como se sentía. Justo cuando creía que nada ni nadie podría salvarla, sintió como le separaban bruscamente del sujeto, al elevar su mentón se encontró con Ónix, quien no estaba nada contento con la escena que acababa de presenciar. ¿De nuevo tú? —murmuro con evidente molestia, más sin embargo Ónix tan solo le dio un puñetazo en la cara. Gabriel intento contratacarlo, Ónix fue mucho más rápido y le dio un golpe en la boca del estomago lo cual le obligo a doblarse del dolor, tras esto, el guardaespaldas de Ónix llego, sin mucho esfuerzo cargo al hombre y se lo llevo. Lilith quería preguntar a donde se lo llevaba, como es que él estaba ahí, por supuesto si es que él la estaba siguiendo, pero no se atrevió a hacerlo. —No podre salvarte siempre—comento Ónix a su lado—además tienes la culpa de lo que sucedió, si me hubieras escuchado nada de esto hubiese sucedido. Más que triste Lilith se enfadó. ¿Cómo podía decirle que era su culpa? Gabriel le había atacado sin motivo, nunca le dio un motivo para seguirla, incluso intento mantener la línea entre ellos. ¿Acaso me estas espiando? —pregunto debido al coraje, sino hubiera estado enfada jamás le hubiera cuestionado. Ante esto Ónix se echó a reír, Lilith le miro confundida, el hombre a su lado saco una llave y abrió el apartamento de a lado, ante esto la dama se sintió confundida y a su vez un tanto ofendida.
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