13. Fijando las trampas Sir Henry estuvo más satisfecho que sorprendido al ver a Sherlock Holmes, pues durante los últimos días había esperado que los recientes acontecimientos le trajesen de Londres. Sin embargo, alzó las cejas extrañado al ver que mi amigo no llevaba equipaje ni daba explicación alguna por su ausencia, tan dilatada. Entre los dos satisficimos pronto sus deseos, y luego, en el curso de una tardía cena, le explicamos todos aquellos detalles de nuestra aventura que parecía conveniente que él supiera. Pero antes yo tuve el desagradable deber de revelar la noticia de la muerte de Selden a Barrymore y a su mujer. Para él pudo ser un gran alivio, pero ella lloró amargamente sobre su delantal. Para todo el mundo era un hombre violento, mitad animal y mitad demonio, pero para el