Capítulo Uno

1094 Words
No podía ser la mujer menos feliz del mundo, ahora tenía el trabajo de mis sueños; era maestra de preescolar con un supersueldo, en pocas palabras, estaba viviendo la vida de mis sueños. Por fin, después de que mi madre me regase (más bien me hubiese echado) de la casa para poder pasar el resto de su vida con mi padre solo, como ella misma decía: “es momento de que ahora seamos solo nosotros, tú ya estás muy gran para seguir aquí, ¡deberías de estar casada!” Ahora, gracias a los Dioses iba en camino a conocer un nuevo apartamento para ver si podía empezar haciendo mi mudanza, pero por el trabajo tuve que escoger el último horario de la señora de bienes y raíces. —¡Oh, dioses, espero llegar a tiempo! —murmuro para mí, mientras camino a paso apresurado, lo más rápido que me permiten mis tacones. Estoy a punto de llegar, pero el tiempo se encontraba sobre mí así que decido tomar un atajo, pero obviamente veo que fue la peor decisión que pude haber tomado al momento en el que siento que unas personas me siguen. «¿Por qué se me tuvo que ocurrir meterme por aquí…» Lo peor de todo era que contaba con el ahorro de toda mi vida para pagar aquel apartamento y no podía darme el lujo de dejar que me robasen, así que decido empezar a correr. Sin saber dónde meterme o simplemente donde esconderme, visualizo a lo lejos un bosque donde decido aprovechar y esconderme, mientras aquellos hombres me seguían. Pero por culpa de aquellos tacones me caigo y me golpeo la cabeza cayendo inconsciente. Cuando me despierto, siento un inmenso dolor en la cabeza, intento levantarme del suelo encontrándome con que estoy encadenada de una pierna. —¿Dónde mierda estoy? No puede ser, ¡¿aquellos hombres me secuestraron?! En ese momento miro a mi alrededor y me encuentro con que no soy la única chica aquí. —¿Quiénes son ustedes? —pregunto en un hilo de voz. —Mi nombre es Aurora, pero no sé cómo llegue aquí. —Ni yo —admito—. Yo estaba escapando de unos ladrones… —Yo estaba durmiendo en mi cama. —dice otra chica, una que estaba en el fondo, de cabello rubio, aunque no podía detallarla bien por la poca luz. —¿Podremos escapar? —Lo dudo —vuelve a decir Aurora. —¿Por qué dices eso? —cuestiono enojada, lo que menos necesitaba era que alguien me dijese que no iba a salir de aquí, ¡estaba viviendo la vida de mis sueños! No podía terminar siendo una prostituta en otro país. —Porque ya no estamos en la tierra. —¿En la tierra? ¿Te refieres a Estados unidos? —Fuimos secuestrados por extraterrestres, fui la primera que secuestraron, después llego Fabia, Miriam, Tatiana, Pamela, Jossie, Claudia y tú. —¿Cómo sabes que son extraterrestres? —pregunto a punto de tener un ataque de pánico. —¿No se si has visto en estos días hombres de piel negra, con escamas en todo el cuerpo que con la luz brillan, cuernos y con tres dedos? Me quedo en silencio sin saber que decir, había sido secuestrada y lo peor de todo era que ya no estaba en la tierra. —¿Saben para dónde vamos? —No sabemos —dice otra chica—, ¿Neptuno, venus, Marte, Mercurio? A algún planeta desconocido donde no sabemos de su existencia, así como desconocíamos a aquellos hombres quienes nos secuestraron. —Es imposible que nos vengan a rescatar… —admito, a pesar que al hacerlo siento como mis ojos se llenan de lágrimas. —Aunque me gustaría ser optimista, eso es verdad. —murmura otra chica. Algunas lagrimas caen por mis mejillas, y a pesar de que soy una chica bastante optimista, no había forma de volver a la tierra sino con un cohete… y sabiéndolo conducir. De cierto modo me desconecto de mi alrededor, hasta que una chica, tal como me la había descrito Aurora me habla. —Hola humana, tengo que hacerte algunas preguntas —Me habla en un extraño inglés, el cual pareciese que habla con un acento que jamás en mi vida había escuchado. Aquella chica, además de tener todas las características, era mucho más alta que yo, bueno, de todas nosotras, con un cuerpo musculoso, una clase de prenda que cubre sus grande pechos y un taparrabos. —Presta mucha atención, de estas preguntas dependen de quien te compre, si es de buena familia o no, si te damos en matrimonio con un buen hombre o no. —¿Por qué nos hacen esto? —digo cuando me veo abrumada por mis sentimientos. —Lo siento, en nuestro planeta escasean las mujeres y hay muchísimos hombres que darían cualquier cosa por tener una esposa y un delicioso coño tener. —¿Por eso nos secuestraron? Ella se queda callada momentáneamente. —No está en mí eso, ahora responde: ¿Qué hacías en la tierra? —Era… maestra de niños. —¡Mira! Te espera una buena vida. —¿Has tenido alguna polla? ¿Qué? —¿Qué si soy virgen? ¿A qué viene esa pregunta? —espeto cruzándome de brazos. —¿Si o no? —No soy virgen. —Perfecto. Y de allí continua con las otras chicas, en ese momento me doy cuenta de que Aurora tenía un hijo y que era ama de casa, Pamela era empresaria… después no había escuchado sus respuestas a causa de que estaba a punto de volverme loca. En un momento, la nave se mueve con suma fuerza y al parecer aterrizamos, es allí donde aparecen unos hombres quienes nos sacan a la fuerza de la cabina a pesar de nuestras quejas y nuestras súplicas. Nos suben a una clase de tarima donde al parecer, nos van a ofrecer al mejor postor. —asjdhfdfkdfjdf —no logro entender lo que dicen, al parecer están hablando en otro idioma. En ese momento pasa una a una, hasta que llega mi turno. —Dkajnduskns djfshdfhs jfhsyifshu aiodjsuidjso —Mi cabeza se mantiene fija en el suelo, mientras un alíen me sostiene para que no me moviese, en ese momento visualizo como un hombre varias veces ofrece por mí hasta que al parecer soy suya. No soy más que un objeto para ellos. No sabía si volvería a ver a las chicas, y lo peor, que sería hora de mi vida.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD