Alessandra Cavani. Me levanto sin importarme que Dylan intente detenerme. No puede pretender que yo acepte con tranquilidad todas las insinuaciones que está haciendo sobre mí. «Insinuaciones, no sería la palabra». Corrijo, porque el muy imbécil no me está dando vueltas, está yendo directo a lo que él cree que está sucediendo. Sin importarle ofenderme en el camino. Y me parece que se dará un tremendo golpe a su ego cuando descubra quién está realmente detrás de todo esto. Porque no me quedan dudas de que es alguien cercano a él. —¿A dónde crees que vas? —demanda, tomándome del brazo por tercera vez en lo que va de encuentro. Pero ya se me acabó la paciencia y me zafo de malas formas. —¡Suéltame! —ordeno, doy un paso atrás y lo fulmino con la mirada. Lo señalo con un dedo—. No te atrev