Prologo
Una vez un señor me dijo que llorar hacia que cada recuerdo bonito no valiera la pena, ya que gastamos tiempo pensando en cada cosa que nos hace sufrir y no en los recuerdos hermosos que habíamos vivido.
Ese día me quede pensando en eso y aun mas por todo lo que vivido sufriendo en mi vida y me di cuenta que tengo pocos recuerdos hermosos en los cuales puedo recordar y llore aun mas porque sabía que no había vivido una vida hermosa, si no una vida gris y llena de dolor.
Sentí tanta rabia de no poder vivir cada sueño que tenía, rabia a tener que huir de cualquier persona porque desconfiaba, rabia de gritar cada vez que alguien tocaba cualquier parte de mi cuerpo.
¿Cómo es posible que las personas que debería de amarme y desear que fuera feliz me hicieran esto? Es la pregunta que me hago cada vez que recibo una de sus carias como ellos dicen.
Así mientras estoy en el suelo de la sala llorando, con varios golpes en mi cuerpo cierro los ojos y solo ruego que algún día ellos me peguen hasta que muera porque ya no quiero seguir viviendo esta vida. Pero tengo que hacerlo, tengo que ayudarla, poder escapar y por fin ambas ser libres. Cuando caigo en un profundo sueño, lo veo a el. Veo su sonrisa, veo sus ojos azules brillantes viéndome como si fuera todo, sus labios rosas moviéndose mientras me dice algo que no logro entender, quiero gritra y decirle muchas cosas pero me quedo paralizada y solo viéndolo.
Cuando más se acerca poco a poco empiezo a escuchar lo que dice y lo único que logro entender es “Te amo no te rindas”