Cuando la reunión acaba me siento exhausta por lo que camino rápidamente a la camioneta sin esperar a nadie. Al entrar recuesto cabeza en la cabecera del asiento mientras cierro los ojos. - Necesito descansar – digo sabiendo que mis hermanos están junto a mi - Deberías hacerlo – responde Santiago abrazándome por los hombros para que recuéstese mi cabeza en su hombro. - Podría ser mi luna de miel – digo abriendo los ojos para observarlos. - Creo que aún no estoy listo para esta conversación – dice Sebastián tomándome de la mano – de verdad ¿es lo quieres? - Creí que no estabas preparado para esta conversación – digo enderezándome para observarlo. - Eres mi todo, por supuesto que me interesa todo lo que tenga que ver contigo – respo