1. LLAMADA INESPERADA

2617 Words
Llevo treinta y tres años viviendo como un maldito parásito en este mundo, soy el alimento de las voces en mi cabeza y los demonios que atormentan mi alma, mi vida ha sido un cúmulo de cosas que no sabría definir como buenas o malas, son solo experiencias de todo tipo, pero si algo puede caracterizar mi existencia es que he vivido en un maldito pantano. Hace unos días llegamos a esta ciudad para tomarnos unas vacaciones, Livi estaba visitando a su hermana para llevar algunas flores a la tumba de sus abuelos y padres y según nos dijo, se quedaría en casa de ella algunos días. Marcus y Liam se quedaron en una casa ubicada en los suburbios, es un buen vecindario, pero el propósito era estar cerca de un lugar donde él haría algunos negocios mientras Liam ocupaba su tiempo practicando deportes. Por otra parte, Marcus había enviado a Robert a una academia en donde estaría parte del verano estudiando. Supongo que está bien, al menos podrá ocupar la mente en otra cosa que no sea la muerte de sus padres, eso fue un duro golpe para él; Liam y Marcus, puesto que ellos murieron en un accidente junto a la esposa de Marc quien estaba embarazada… y pensar que para este momento ellos estarían aquí con nosotros, realmente no hay forma de entender la manera en que se mueven los hilos de la vida. Hoy era uno de esos días, regresé al hotel luego de ir por unas botellas de mi amigo Jack Daniel’s, que era el único que podía ayudarme en este momento cuando las voces me atormentaban con intensidad otra vez entre todos esos recuerdos tornándose insoportables. Odiaba esta época del año con intensidad, por mucho que se deje el pasado atrás y avancemos en la vida siempre quedan cenizas de las malas experiencias, siendo algunas más resabiadas que otras negándose rotundamente a partir de mi lado, mientras las demás vuelan con el viento. Abro mis ojos, ya son las cuatro de la tarde, solo pude dormir tres miserables horas, voy a darme una ducha con agua fría para eliminar un poco estas sensaciones, hace muchos años olvidé lo que era llorar, siendo ahora el agua la mejor representación de ese verbo para mí. Me pregunto qué estará haciendo Travis ahora, supongo que al menos debe pasarla mejor que yo. Quizás un internado no sea lo mejor para mi hijo, pero a comparación de mí, le permitirá tener una vida lejos de la mierda que habita en mi cabeza, él no se merece pasar por lo mismo que yo pasé cuando era un niño, es un buen chico, sano y muy alegre, sé que es así porque Livi siempre está al pendiente de él. Salgo del baño en lo que termino de secar un poco mi cabello con la toalla y sirvo otro vaso de whisky hasta la mitad, dejo que mis labios toquen el cristal y que mi garganta arda en esa lava de alcohol, espero dormir un poco más esta vez. Encargo la cena para dentro de una hora y hago otra llamada a un burdel para que me envíen a alguien, no quiero salir, solo quiero seguir disfrutando de esta cama y me dejo llevar por la suavidad de las sábanas en lo que me ahogo con Jack. No sé en qué momento me quedé dormido, pero escucho que tocan la puerta, me levanto como puedo para recibir la comida, abro la segunda botella y me siento a comer en medio de ese escandaloso silencio. Al cabo de un par de horas vuelven a tocar siendo esta vez la mujer del burdel, no tenía gracia, era bella, pero no despertaba nada en mí, igual tampoco necesitaba que lo hiciera pues ella solo sería un recipiente por unas horas. Al ingresar intenta besarme, pero la alejo de inmediato, tengo como regla no besar a nadie, en especial prostitutas, no porque me den asco ya que eso sería hipócrita de mi parte, sino porque ese acto es muy íntimo para mí al igual que dormir con alguien, los únicos que han compartido cama o cuarto conmigo han sido mi hijo, mi ahijado Liam y mis mejores amigos: Marcus, Ismael, Bonny y Livi, a todos los demás siempre los alejo de mi casa y hasta de mi vida si es posible. (…) Esto es un asco, esta mujer no sabe hacer nada bien, no es primeriza, pero tampoco sirve para este trabajo, sus movimientos son frígidos, carece de seducción, se nota que está tan cerrada como su maldito culo y lo peor es que ni siquiera eso logra despertar algo en mí. Había solicitado el servicio hasta el amanecer, pero considerando las circunstancias la saqué de la habitación pagando solo una hora, no pensaba perder más tiempo ni dinero en una inútil. Me doy otra ducha para quitarme todo rastro de ella, lo que menos quiero es tener que sentirla nuevamente y menos ese asqueroso olor de perfume barato. Salgo por otro vaso y ya vamos por un tercio de la segunda botella, al menos la intensidad de las voces se ha convertido en un eco inentendible y cuando acabe con ella solo será silencio. Abro la puerta del balcón completamente desnudo y me siento en una poltrona, la noche es fresca y diviso a lo lejos que la luna está en cuarto menguante, no, corrijo, es luna nueva, esta noche solo habrá tinieblas para las almas errantes. (…) Unas horas más y estoy cerca de llegar al final de la botella, son las diez de la noche y mi cuerpo pesa, esta vez son los recuerdos siendo empujados por mis demonios, veo mi brazo repasando mis dedos por las venas, falta demasiado para el amanecer y apenas va a empezar la peor parte de este proceso. Media hora más ha pasado y todo se torna muy pesado para mí, el aire, caminar, respirar... tal vez sea el peso de la vida, de mi vida. Me acerco al barandal apreciando mejor el cielo, está nublado así que las estrellas casi no se ven y la luna se ocultó también en su totalidad, no hay nada que ilumine las calles esta noche ni mi camino, mas la caída frente a mí me llama, la gravedad me atrae para cometer un solo maldito acto, pronto estaré ahí, podría acabar con todo esto y sería más interesante mi muerte que mi vida. —¿Qué haría Livi de comida para mi velorio? —río al decir eso en voz alta. Tomo lo último que queda del vaso y lo dejo a un lado, creo que sí sería buena idea sentir el frío asfalto en mi cuerpo. Regreso nuevamente al borde y medito la mejor forma de caer, si voy a hacerlo al menos debo asegurarme de que sea rápido. Me paso al otro lado del barandal cuando por fin me decido a hacerlo, no hay nadie a la vista así que será rápido y sin testigos, mi pie queda en el aire sintiendo como si algo lo tomara y comenzara a arrastrarme por efecto de la gravedad, tal vez sea ella la que haga eso y entonces… suena el teléfono. Maldita sea mi suerte. Ignoro por completo el sonido hasta que la llamada se corta, iba a dar nuevamente el paso cuando de nuevo entra otra llamada, es increíble que no me dejen ni siquiera morir en paz. Suena una tercera vez y algo dentro de mí me dice que levante la bocina, pero no quiero y sin embargo me decido a hacerlo cuando entra una cuarta vez. Me impulso para ingresar nuevamente a la habitación y tomo la llamada de recepción. —Buenas noches señor Oz, lamento interrumpirlo a esta hora pero el señor Jhonson desea hablar con usted, solicitó que lo atendiera de inmediato. —Está bien, póngalo en la línea —es increíble todo este sabotaje de la vida. —Oz, dime que estás disponible por favor. Suena muy angustiado, qué extraño, no es normal que hable así. —Sí, solo estaba durmiendo ¿Qué ocurre? —Ven de inmediato a la casa y no te detengas por nada del mundo… Maldición… Trae también lo que tengas de tu equipo médico y te lo suplico, no tardes. —Marcus dime qué pasa. —Será mejor que vengas y lo veas con tus propios ojos, te espero. La llamada se corta y esa extraña sensación en el pecho aumenta, tal vez algo le pasó a él o a Liam, porque dudo que sea por alguno de esos lavaperros que tiene, sabe que no movería un dedo por esos imbéciles. No pierdo más tiempo, recojo todas mis cosas, me pongo agua en la cara para aclarar mis ideas y una vez listo salgo del lugar, me toma media hora llegar a la casa, las luces están apagadas, pero la cocina está encendida y se siente extraño el ambiente por fuera, toco y escucho unas pisadas junto a unas voces, en cuanto se abre la puerta veo el rostro de Marc aterrado. —¿Qué diablos está pasando? —Ven conmigo —está muy nervioso, su cuerpo tiembla demasiado. Llegamos a la cocina encontrándome a Livi quien se levanta para saludarme con su bella sonrisa cálida. —Buenas noches nena —rodeo su cintura y beso su mejilla. —Hola encanto —está muy tranquila, así que tampoco sabe lo que ocurre. —Los llamé porque necesito que me ayuden, no confío en nadie y tampoco sé qué hacer, solo les pido que me escuchen hasta el final y no me juzguen antes de tiempo. Ambos quedamos extrañados por sus palabras, pero ni en los más locos sueños nos llegamos a imaginar que él nos contaría cómo una pequeña niña había asesinado a sangre fría a cuatro hombres frente a él y su hijo, según nos dijo, todo ocurrió muy rápido, pero fue suficiente para apreciar con detalle la forma en que los asesinó y más por la mirada tan oscura y vacía que ella cargaba, algo que me puso en alerta de inmediato. Nos dirigimos al sótano encontrándonos con la niña encadenada, era una pordiosera, sus prendas estaban muy sucias, olía muy mal y solo se apreciaba su cabellera negra, pues su rostro se hallaba cubierto por esta, pero eso no era lo único que la cubría, era increíble la cantidad de sangre que se veía en su cuerpo, el aroma era tan embriagador para mí que generó un vacío en mi estómago que casi me hace sonreír. —Oz, por favor, necesito que me ayudes a sedarla colócale lo más fuerte que tengas, ella está desmayada, pero no voy a arriesgarme a que algo nos pase. Me acerqué y saqué los sedantes, lo sé, es extraño que un médico cargue como si nada con cosas como estas, pero yo no soy uno cualquiera. Tomé el brazo de la pequeña que yacía helado y de no ser porque sentía su pulso, creería que estaba muerta. Limpié e inyecté, luego entre los tres fuimos acomodando a la pequeña en una colchoneta logrando apreciar su rostro. Mentiría si dijese que mi corazón no se aceleró un poco, pero mis manos quisieron investigar más, así que empezamos a retirar las prendas y cuando pude apreciar su desnudez solo hubo silencio, no solo en el sótano, sino también en mi cabeza, ella era el reflejo de mi alma, estaba cubierta de cicatrices. Marc y Livi van por varias cosas para limpiarla en lo que yo me quedo apreciando cada centímetro de ese pequeño cuerpo. ¿Quién es ella? ¿Quién se atrevió a hacerle esto? Pero más importante ¿Cómo puede seguir con vida después de lo que le hicieron? Está claro que no fue hecho con cuidado, sino con furia y placer, esta obra es la de un maldito degenerado, lo sé porque soy uno, aunque los niños no son mi deleite. De pronto ella comienza a hacer unos sonidos raros y sus ojos se abren un instante, mueve un poco su mano hacía mí y esta cae sobre la mía, es como si me invitara a algo, pero sus ojos son los que me hipnotizan, son negros, son esa luna nueva que habita en la noche de hoy y aceleran mi corazón como nunca antes lo hizo con nadie. Sonrío un poco dejándome llevar por todo lo que genera en mí y sus frágiles dedos se mueven en una caricia, ella vuelve a cerrar sus ojos cayendo inconsciente y ellos regresan con todo para limpiarla, así que escondo mi semblante procediendo a examinarla como una paciente más. No dije nada de lo ocurrido, ese será nuestro secreto. Entre los tres procedimos a limpiarla, Livi tomó el lado izquierdo, yo el derecho que era donde me encontraba y Marc su cabeza. Luego de un buen tiempo logramos dejarla completamente limpia apreciando sus cicatrices en su totalidad, incluso tenía unas pocas en su cabeza, esto lo pudimos ver porque a Livi se le ocurrió la idea de rasurarla por los piojos. Ante la duda que martillaba mi mente, me acomodé de tal forma, que abrí sus piernas para examinar el pequeño secreto que habita entre ellas descubriendo un hórrido tormento, estaba lleno de cicatrices al igual que el resto de su cuerpo. No sé de donde saqué la fuerza para contenerme, pero espero que aquel o aquellos que le hicieron esto estén sufriendo en el infierno. Se notaba que la habían penetrado en ambos orificios de forma bestial, quizás internamente tuviese más cicatrices hechas con algún instrumento. No perdí más tiempo y saqué algunas muestras de sangre y citología para asegurarme que no tuviera ninguna ETS y/o ITS. —Marcus tenemos que volver a Nueva York de inmediato, necesito ir al hospital con ella y asegurarme que esté bien, porque dudo que esas cicatrices y una posible anemia sean lo único que tenga. —Lo sé, ustedes terminen de organizarla, hablaré con Liam y empacaré nuestras cosas. Él estaba destrozado por todo lo que había visto hasta ahora, siempre fue muy sensible cuando se trataba de niños y más al haber perdido una hija que ni siquiera había nacido. Abracé a Livi para consolarla un poco de ese dolor que sentía, puesto que ella es otra que sufría su pena al no poder tener hijos a causa de un accidente hace años y ver a esa niña le afectó demasiado. —Prométeme que estará bien Oz, prométeme que harás lo que sea por ella —suplicó desesperadamente afligida, pero no tenía ni qué pedírmelo porque igual lo haría. —Te lo prometo, pero será mejor que vayas y te tranquilices un poco, yo me encargaré de ella, no te preocupes. Livi apenas y logra responderme para luego retirarse del sótano, me aseguré que estuviera lejos y volví la mirada a ella, coloqué mi mano en su mejilla pasando mi pulgar por esos hermosos labios, es bellísima, es el ser más puro y divino que he visto en mi vida y no estoy dispuesto a dejarla ir tan fácilmente. —No sé quién seas pequeña, ni sé qué circunstancias te trajeron aquí o a la vida que llevabas, pero una cosa sí es clara, a partir de este momento nuestras vidas cambiarán para siempre —murmuré. Es ella, esa vida tan frágil que yacía frente a mí es la dueña de mi vida, esa pequeña es a quien he estado esperando y ahora solo respiraré por ella, por mi luna nueva, por mi luna llena, porque todo lo que pasé cada maldito día desde mi nacimiento valdría la pena, todo por verla frente a mí como lo hago ahora.
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