Tal y como se me fue informado, fui al día siguiente a la universidad a la hora pactada para conocer la resolución de mi problema, todo el cuerpo docente, directivos y Borson estuvieron presentes frente a mí como si fuese una cacería de brujas, pero por mucho que quisieran no me dejé intimidar pese a las miradas de odio en varios de los presentes, lo único que me estaba torturando, además de mis voces, era la verborrea que parecía no tener fin al relatar uno a uno mis actos durante este año y medio que llevo estudiando, recalcando primero lo bueno y después deleitándose en lo malo. Mi actitud con los superiores bien sea en el campus o el hospital, mi desobediencia cuando laboraba como conserje, mi reacción en la prueba de ayer cuando llegaron Clyde y Bells, entre otro sin fin de cosas que