Oz Escuchar esa cruda verdad fue mucho para mí, sabía que algo muy malo había pasado, pero lo que ella resguardaba era excesivo. —¿Cómo es posible que puedas estar entre mis brazos? ¿Cómo puedes dejar que te toque después de lastimarte tan cruelmente? Tú no mereces sufrir Rag, no mereces nada de lo que te hice. —Eso mismo te pregunto yo ¿Cómo es posible que puedas besarme o abrazarme? ¿Por qué me sigues cuidando después de haberte lastimado en todos los sentidos posibles? Tú tampoco te merecías el dolor que te provoqué con mis mentiras, así como tampoco tenías por qué sufrir cuando me envenenaron, eso debía pagarlo yo y no tú. Los dos teníamos puntos fuertes, el peso de nuestras razones eran insostenibles y aun así queríamos continuar el uno al lado del otro ¿Se puede ser más masoquist