Volver a intentar

Nacer es el momento más importante de la vida, sin embargo, es el momento que nadie recuerda, nadie excepto yo. Podría decir que recuerdo momentos dentro del útero de mi madre, pero el cerebro no está del todo desarrollado y sólo son imágenes, sensaciones y ruidos los que puedo recordar antes de ser abruptamente empujada, apretada y agredida para salir de un lugar confortable, a un lugar con demasiada luz, demasiado ruido, con temperatura extrema y además dolía respirar; había dejado la calidez y el estado pasivo de mi cuerpo, mis pulmones no habían registrado movimiento hasta que me retiraron de esa cavidad rodeada de un suave líquido. Mis pulmones entraron en movimiento con un fuerte ruido proveniente de mi tórax ante las nuevas sensaciones, me sentía vulnerable.  Una suave voz que ya recordaba me alienta a callar y la temperatura de sus brazos se siente agradable. Esa voz que me acompañó el resto de mis días, o más bien el resto de sus días.  Mi madre me puso de nombre Caroline, mi madre me puso ese nombre por el significado "mujer con fortaleza". Podría contarte mi infancia, pero no hubo muchas cosas que marcaran mi vida, claro excepto que en casa solo éramos mi madre y yo, yo y madre; los abuelos no fueron parte de nuestra historia, ya que mi madre decidió tenerme en contra de la voluntad de ellos. Nací un 23 de noviembre de 1949, una madre soltera era mal vista ante la sociedad, pero no me explico esa forma de pensar después de haber pasado cosas peores en la guerra. Mi madre trabajó para una empresa textil, era la encargada de hacer los diseños de las impresiones de las telas, ella dibujaba los modelos, y después eran reproducidos en grandes impresoras de telas, mi madre obviamente era una artista, pero que busco un trabajo que no la alejara tanto de sus habilidades y trajera comida a la mesa. Nunca dejó sus sueños, pero no siempre tenía para comprar sus materiales de pintura. Para finales de los años 70´s finalizaba mis estudios básicos para comenzar la universidad, pero estaba en un dilema de si seguir estudiando o trabajar para ayudar al gasto en la casa.  Decidí hacer las dos cosas, me gustaba la medicina, así que opté por estudiar enfermería y después especializarme en cuidados intensivos y en urgencias. Si me gusta la adrenalina y los retos. Así que por la mañana estudiaba, por la tarde trabajaba en una cafetería y por la noche hacia las tareas pendientes. Logré terminar la carrera después de cuatro años, con el orgullo de mi madre, que siempre me presumía con quién podía, los vecinos, las amistades de su trabajo, hasta con el indigente que siempre se encontraba a un lado de la tienda de la esquina, y que mi madre siempre compartía un pedazo de pan o un cafecito caliente con el frio. Mi trabajo inició en un hospital muy reconocido, y el primer día ahí lo vi, el doctor Andrew Collins, bueno, el adonis en persona, Superman se queda corto, ya que la perfección no existe, bueno eso pensaba hasta que lo conocí. Amable, atento, culto, con una personalidad arrasadora y sonrisa moja bragas, con dos hoyuelos en las mejillas y barba partida. El cabello negro ondulado, siempre oliendo a su perfume, delicioso, con los uniformes se le marcaba la musculatura de los brazos y piernas, así como los glúteos, bueno no había que decir que todas las mujeres babeaban por el hombre, así que tener una oportunidad con él, era como sacar la lotería sin comprar boleto, o sea, nunca.  Además es lo que menos importaba, me estaba enfocando en mi trabajo y en mi especialización. Pero los días buenos no existen sin los días malos, y hoy era uno de ellos, estaba haciendo mi ronda en urgencias, cuando llega una ambulancia con una mujer de mediana edad, al parecer la encontraron en su casa con paro cardiaco y múltiples golpes, venían acompañados de la policía pues pareciera que era un asunto de violencia doméstica, ya que también venía un hombre con un cuchillo enterrado en el abdomen. Mi sorpresa fue mayor, cuando veo a la mujer y es mi madre, nunca, nunca, nunca te preparan para que la emergencia sea de un familiar, logro salir de estado de shock y Andrew se dio cuenta. -¿Está todo bien Caroline? - me dice mientras me toma de los hombros para que reaccione y buscando mi mirada - Sí, bueno no, ella es mi madre, y no conozco al otro señor- digo señalando a los personajes. -Ok, por ser familiar, no te recomiendo que estés presente, atiende al señor, infórmate y nosotros nos hacemos cargo de tu madre y te mantendremos al tanto - asiento y sigo sus indicaciones. Voy con el otro sujeto que está esposado de una mano atado a la camilla, custodiado por dos policías y al parecer un detective que busca información. Al parecer el susodicho interrumpió en la casa de mi madre, mi casa, y entablaron una conversación que se volvió discusión, y él comenzó a golpearla, hasta que ella corrió a la cocina y se defendió con el cuchillo, y un vecino llamó a la policía y a los vecinos. -Ella se llevó a mi hija- gritaba al detective, y me quedé otra vez paralizada ante aquella exclamación- tengo derecho por ley a saber quién es, dónde está y a conocerla- y sacude su mano esposada tratando de manera imposible de zafarse - no es justo, yo no, yo no quería hacerle daño, pero ella no me dice nada- comienza a llorar, y trato de ayudarle al doctor, ya que deciden tomarle unos rayos-x par determinar la posición del cuchillo par ver si hay daño interno o podremos sacarlo o tener que ir a quirófano. -Mire señor Brown- se acerca el detective- nada justifica lo que hizo y no quedará libre ni aún con sus millones, hay muchos testigos- y se acerca un poco más- además legalmente usted o es nada de la niña, que ahora es una adulta, ya que no tiene registro de paternidad, y pudo haberlas buscado mucho tiempo antes- se aleja de él con una cara de desprecio, -No entiende- so soba la cara con desesperación con la mano libre- mi familia me lo ocultó, me dijeron que no era mía, que me había engañado, y cuando supe la verdad, me dijeron que ella había pedido dinero con tal de mantener a mi hija lejos de mí, ¿Cómo hace eso una madre? la trató de mercancía?- dice el hombre sollozando. -Está usted loco, es un idiota que no sabe lo que esa mujer ha hecho por su hija, lo ha dado todo, la vida entera, insulto y abandono de sus padres, carencias, y todo para que usted sin temor dude y crea de las mentiras que le dijo su familia- solté mi verborrea sin filtro con los ojos llorosos, sin darme cuenta de quién estaba presente. -¿Usted quién es? - pregunta el detective- Yo soy Caroline Harrison, la hija de aquella mujer- hago una pausa tragando mi llanto- y usted, usted no es mi padre, mi padre fue un gran hombre el amor de mi madre que falleció en un accidente- estaba temblando y no me había dado cuenta que Andrew me tenía tomada por los hombros, y que de no ser así hubiera caído desplomada al piso después de haber dado mi declaración, mi corazón bombeaba a mil y las miradas como platos de todos los presentes me escudriñaban y aquel hombre en la camilla, se le salían los ojos de sus cavidades, no esperaba esta situación. -Creo que no es correcto que usted se encuentre presente- le hizo una señal a Andrew para que me sacara- voy a buscarla para que también de una declaración- pasa sus manos por su cabello- creo que este caso es más complicado de lo que parece. Y sin darme cuenta soy llevada a la sala de descanso donde hay lockers y unas literas de descanso, oigo cerrarse la puerta a mis espaldas, y siento mi cuerpo desplomarse en el piso y caigo de rodillas, sin importar el dolor del golpe, pero es que ya mis piernas no me sostienen. Andrew corre hacia mi, desde la puerta que había ido a cerrar, no alcanza a sostenerme, pero llega a abrazarme, y su calidez me trae calma, pero mi lagrimas comienzan a rodar por mis mejillas, le regreso el abrazo para obtener algo de consuelo, no sé cuanto tiempo permanecemos en el piso en esa posición, solo estoy sollozando, se levanta y me carga del piso para colocarme en una de las camas, revisa mis rodillas que están a punto de salir los hematomas, y adoloridas, me coloca una pomada en cada una. -Lamento todo lo que sucede- me dice mientras soba mis rodillas con suavidad y me mira a los ojos- pero tengo que informarte acerca de tu madre- se sienta junto a mí- los golpes no son muy fuertes, pero hemos descubierto que el paro cardiaco es por que tu madre tiene cáncer- me sorprende pero no me asusta, si es detectado a tiempo las estadísticas indican que puede seguir adelante con su vida- ok ¿Qué prosigue?- digo tratando de mantener la calma- ese es el problema- toma mis manos y las besa, no entiendo mucho su actitud, digo no es la primera vez que informa la salud de un paciente, o que hay una complicación- está en estado de metástasis, al parecer es un cáncer silencioso, que de no haber pasado esto, jamás nos hubiéramos dado cuenta- vuelve a besar mis manos y provoca sensaciones extrañas en mí- podríamos darle tratamiento medico, quimios, todo lo que ya sabes y podríamos alargar su vida tal vez unos meses más. aproximadamente- acaricia mi cara con su mano- pero tu madre no quiere nada de eso, solo quiere hablar contigo- y es ahí que niego con mi cabeza y mis ojos vuelven a cristalizarse- no, no, no, no, no lo creo, no creo que mi madre se rinda tan fácil, ¿Qué va a hacer de mí? prometió siempre estar para mí- escondí mis cara con mis manos y el me abraza- Creo que debes hablar con ella y sobre todo aclarar toda la situación.