Los olores del restaurante le golpearon a Sam la nariz, podía percibir el aroma del pan recién horneado, de las patatas, de los cortes de carne a medio cocinar, de los filetes de pescado…El mundo que el muchacho percibía era totalmente diferente al que quizá, tú y yo percibimos. En su mundo, los aromas y los sonidos, eran la forma en que el apreciaba todo, y he de decirte, que no se le escapaba nada. Notaba a la perfección cuando alguien estaba triste, aún si este fingía no estarlo, ya que cualquier variación en su tono de voz le ayudaba a saberlo. También era capaz de sentir si había alguien cerca de él, puesto que su sentido del olfato era ligeramente más agudo que el de los demás. Él no sentía que le faltara nada, ya que su pérdida de la visión llegó cuando tenía solo siete años, record