Narra Lisa
Llegó la noche, Martin y Mich se despidieron de sus parejas con un beso en la boca. Héctor y yo nos estamos muriendo de celos, son nuestros amores y se están besando con otros.
—Tenemos que recuperarlos— me dice mi hermano mientras mira Mich y a Martín.
—Si, Martín es el amor de mi vida— le digo.
Martín y Michelle se dirigen a la entrada, al vernos nos quedaron viendo fijamente
«Mi amor, mi Martín te amo con todo mi corazón mi vida, muy pronto sabrás la verdad amor»
Martín y Mich se despiden.
—Buenas noches pulga, que descanses. —Le da un beso en la mejilla a Michelle.
—Que descanses hermanito, te quiero— le dijo Mich, mientras se acercaba a él para regresarle el beso en la mejilla.
Michelle paso de largo, ignorándonos, Héctor se va a su recámara, dejándonos solos a Martín y a mí. Me acerque a él, pero cuando estaba a punto de besarlo, él se separó de mí y me visualizo fríamente.
Me duele mucho su mirada.
—Martín— le digo con voz apagada.
Martín me dejó sola en el pasillo de la entrada y se fue a su habitación.
Mis lágrimas salieron como cascadas, me siento pésima, pero era algo que tenía que hacer, y no me arrepiento de nada. Sin esperarlo, sentí una mano en mi hombro, esperaba que fuera Martin, pero fue una falsa esperanza, era Manuel, quien limpio mis lágrimas con gentileza.
—Manuel. — Lo abrace y lloré en su pecho. —Amo a tú hermano, por eso hicimos lo que hicimos, para protegerlos, tú siempre nos dijiste que teníamos que hablar con la verdad, pero teníamos miedo de que el hermano de Óscar y Dennise les hicieran algo— le dije mientras sollozaba en sus brazos.
—Lo se mija, se lo mucho que aman a mis hermanos y ellos a ustedes, aunque digan lo contrario, ellos no están enamorados de Valentina y Brian, no entiendo porque están con ellos —me dice limpiando mis lágrimas nuevamente.
Narra Héctor
Estoy en mi habitación acostado, escucho que tocan la puerta.
—Adelante— grite fuerte para ser escuchado.
Veo a mi hermana entrar a mi recámara, veo sus ojos rojos, se ve que estuvo llorando. Me acomodo en la cama, doy unas palmaditas para que ella se siente.
—¿Estuviste llorando, verdad?
—Si, me duele mucho el rechazó de Martín, no sabes cuánto lo extraño —me dijo llorando.
—Lo se hermanita, yo también extraño mucho a mi Mich —le digo con nostalgia.
Estuvimos charlando un buen rato de Martín y Michelle.
Tocan la puerta de mi habitación.
—Pase —alzo la voz.
Vemos a Manuel entrar a la habitación y se sienta en la cama a un costado de mi hermana.
—Mañana tienen que hablar con mis hermanos, Mich me acaba de decir que ella y Brian harán una reunión para celebrar su compromiso —nos informa Manuel.
—No, no permitiré que se case con ese —refunfuño.
—Ni yo, tu eres el que quiero a lado de Mich, se lo mucho que la amas, Brian es un bueno para nada, que solo busca mi dinero, piensa que casarse con Michelle va a tener un beneficio, que va a ver un centavo de mi dinero, eso jamás va a pasar ni Sonia ni yo lo queremos, tampoco queremos a Valentina.
—Mañana en la tarde hablaremos con ellos, tenemos que recuperarlos, no soportamos verlos con sus parejas, queremos a tus hermanos y vamos a recuperarlos —Manuel asiente con una ligera sonrisa.
Salen de mi recámara, tomo mi celular. Veo las fotos de mi flaquita hermosa, mi güerita preciosa.
—Voy a recuperarte mi amor te amo, eres el amor de mi vida y no dejaré que te cases con ese idiota —dije mirando su fotografía.
Al día siguiente me levanto, entro al baño me lavo la cara y los dientes, al salir me pongo ropa deportiva para ir a correr al parque.
Al querer abrir la puerta la veo a ella tan bella como siempre, así llena de sudor, al verme bufa con desagrado y me pone los ojos en blanco, veo como sube las escaleras para ir a su recámara.
«Ay mí Mich, mis ojitos bellos, pronto sabrás toda la verdad, pronto sabrás porque tuve que irme así y decirte cosas que no sentía, vamos a estar juntos nuevamente» salí de la casa y me fui al parque, me puse los audífonos y puse la canción "te hicieron para mí" que le dedique a mí Michelle, al amor de mi vida.
Estuve corriendo por un buen rato hasta que llegue a ese árbol, dónde están nuestras iniciales y el corazón que mi flaquita hermosa hizo aquel día, recuerdo que estaba haciendo que estaba haciendo mucho frío. Agarré mi celular y le tomé una foto al árbol, las iniciales y el corazón están igual, es como si lo acabáramos de hacer. Suelto una sonrisa.
Llego a casa, me voy directo a mi habitación, me doy una ducha con agua tibia, al salir tomo ropa de mi closet. Al salir choco con Mich, siento como se pone nerviosa con mi presencia, la tomé de su cintura para que no se alejara de mí, al ver que la tengo agarrada, quiere soltarse, pero no lo logra.
—Suéltame —me exije irritada.
—No
Veo que pone cara de molestia, pero no me importa, no quiero soltarla deseo tanto sentirla, besarla.
—Por última vez, te exijo que me sueltes — me ordena furiosa.
Estamos tan pegados a nuestros cuerpos que no me es difícil unir mis labios a los de ella, la beso con ímpetu y mucha necesidad. Extrañaba tanto estar así con ella, la amo muchísimo, siento que me abraza por la cintura, correspondiendo el beso, la pegó más a mí, acarició con delicadeza su mejilla, nuestras lenguas van danzando con intensidad, succionamos nuestros labios.
Mich se separa de mi y me truena la cara con una bofetada.
—¡No vuelvas a besarme en tú vida! —exclama con furiosa.
—Mi Mich, te amo y se que tú también me amas, me lo demostraste con este hermoso beso que nos dimos —le digo mirándola directamente a sus hermosos ojos grises que tanto me encantan.
—Yo no te amo y no me vuelvas a decir mi Mich, no soy tú Mich, para ti soy Michelle ¿Entendiste?—refunfuña.
—No te creo nada, se que me amas con solo verte como te pones de nerviosa, cuando estoy cerca de ti —le dije viéndola de abajo hacia arriba.
Me echa una mirada de frialdad, me causa risa la forma en la que me mira.
—Por más que lo niegues me sigues amando —le susurro con seguridad.
La dejo allí parada en el pasillo, molesta por lo que le dije. Me siento en el comedor mientras saludo a mi mamá, a las niñas y a Manuel, minutos después baja mi hermanita con mi Mich, toman asiento, Lis se sienta a mi costado el que era el lugar de mi Michelle hace dos años atrás, llega Martín, al verme me echa una mirada de odio y no lo culpo, pero más tarde él como mí Michelle, se van a entrar de la verdad. Puedo ver cómo Manuel lo ve con seriedad, se sienta a lado de mis ojitos bellos.
Nancy y Kenia nos sirven el desayuno, hotcakes con tocino y vaso de leche.
Estábamos desayunando cuando me entra una llamada de mi padre.
—Buenos días papá —saludo alegre.
—Buenos días hijo, ¿Cómo están?
—Bien, ¿Y ustedes?— pregunto con amabilidad.
—Muy bien, ¿Arreglaron las cosas con los hermanos Galaviz?— pregunta mi papá con algo de esperanza.
—No pá —respondo con tristeza.
Escucho que suelta un suspiro.
—¿Estás con tu hermana?
—Si aquí la tengo aún lado.
—Pon el altavoz —me pide.
hago lo que me pide.
—Listo papá, ya estás en altavoz —le informo.
—Gracias hijo —me dijo con gentileza. —Mi princesa, ¿Cómo estás mi niña?— bien papi —contesta mi hermana algo triste.
—Que bueno mi tesoro. —Les habló para decirles que el sábado es la inauguración de industrias Santibáñez —nos recuerda.
—Si, no se nos ha olvidado —le decimos.
—Bien —se queda unos minutos en silencio mi hermana y yo nos volteamos a ver extrañados.
—Papá —dijimos.
—Lo siento, es que hay algo que quiero decirles —dice con preocupación.
—Suéltalo —le dice Lisa.
—El otro día, me fue a buscar Ernesto el papá de Iker —mi hermana y yo nos quedamos mirando confundidos.
—¿Que quería? —inquiero.
—Hacer negocios conmigo, convertirse en mi socio, dice que su hijo está arrepentido por lo que te hizo princesa, y que quiere que lo intenten de nuevo—informa mi padre.
—Jajaja —Lisa suelta una carcajada ironía. —Eso nunca, jamás volveré con Iker, primero muerta —contesta Lis.
—Lo se princesa, y no dejaré que vuelvas con él, le dejé en claro que tú no estás a la venta así este muy arrepentido, que no lo creo, ellos están a punto de la quiebra por eso fue a verme, yo ya lo sabía y supuse sus intenciones —Lisa y yo nos visualizamos, sabíamos que tarde o temprano eso iba a pasar, el papá de ese imbécil es un idiota para los negocios.
—Era lógico pá, ese señor es un idiota para los negocios —me burlo.
—Lo sé hijo, ni loco lo dejo entrar en mi empresa y menos de socio nos deja en la ruina.
—Así es —concuerdo con mi padre.
—Bueno hijos, nos estamos hablando, cuidense mucho nos vemos el jueves —cuelgo la llamada y veo a mi hermanita.
—¿Que tal con este pedazo de imbécil? Querer comprarte para entrar a nuestra industria —digo con enojo.
—Esta loco, jamás volvería con ese —comunica mi hermana con desagrado.
Desayunamos en total silencio, observo que Lisa voltea a ver a Martín, se que siente la mirada de ella pero no se atreve a mirarla.
Volteo y miro a mi Mich, paso disimuladamente mi lengua a mis labios, recordando nuestro beso de hace rato. Terminamos de desayunar, Martín y Mich se fueron a sus habitaciones, Lis yo nos quedamos un rato más en el comedor con mamá y Manuel, las niñas se habían ido a jugar al jardín.
—Hijos, cuéntale a su mamá porque tuvieron que irse de esa manera —nos pidió Manuel.
asentimos mientras soltábamos un suspiro.
—Un día después de navidad, cuando salí de la casa para buscar mi chamarra al carro de Martín, Dennise me secuestro —para un momento para tomar aire y soltarlo despacio. —Ella estaba obsesionada con él, me dijo que si no era de ella tampoco iba a hacer mío —mi madre está incrédula.
—Maldita desgraciada —dijo mi madre con odio.
—Al día siguiente pude salirme, pero no llegue muy lejos, porque me alcanzó, le pedí que me dejará ir que no le diría a nadie, pero ella se rió de mí, empezó a decirme que iba a lastimar a Martín, yo le suplique que no le hiciera daño —mi hermana empezó a llorar, le tomamos la mano para que sintiera nuestro apoyo. —Y lo único que se me ocurrió fue decirle que me alejaría de él con tal de no lo lastimará, lo llamé delante de ella y le dije esas cosas espantosas que no sentía —confeso Lisita entre llantos.
—Yo recibí una llamada del hermano de Óscar, amenazándome con hacerles daño y no podía permitir ponerlos en riesgo, son nuestra familia y los amamos, por esa razón yo también le dije cosas feas a mi Michelle —confesé con lágrimas en los ojos.
Nuestra madre se levantó y nos dió un abrazo y lloro con nosotros.
—Yo contacte a un investigador privado, para que diera con ellos, yo no me creía ese cuento, sabía que algo andaba mal, y cuando los encontré en su departamento de Phoenix los enfrente y me contaron todo —le comenta Manuel a mi madre.
—¿Por qué nunca me lo dijiste? Yo también sentía que algo andaba mal, no dejas de amar a una persona de la noche a la mañana, y la relación que tenían era muy bonita, se notaba cuánto se amaban —dijo mamá.
—Nosotros se lo pedimos, siempre estuvimos en contacto, si regresamos hasta ahora fue porque Ricardo y Dennise están muertos, y ya no corremos peligro.
—Tienen que hablar con ellos, decirles todo esto —nos dice nuestra madre.
—Se los vamos a decir más al rato —le informamos a mamá.
—Muy bien, ustedes se aman, Martín y Michelle no están enamorados de sus parejas, se nota a leguas, Mich se comprometió con ese fulano solo por despecho —dice mamá con desdén.
Se nota que Valentina y Brian no les agradan ni a mí madre ni a Manuel, y eso nos da gusto a mi hermana y a mí.
Manuel y mamá se levantan y se van al jardín con mis hermanitas, Lisa y yo nos sentamos en la sala.
—Ya quiero que lo sepan y estar juntos como antes y ser felices, sueño con casarme con mi Mich formar una familia con ella.
—Yo también, todavía me acuerdo cuando mi Martín me pidió matrimonio, me dijo que cuando fuera mayor de edad nos casaríamos, deseo tanto ese momento —nos miramos con una gentil sonrisa.
Estuvimos platicando de Martín y Michelle, que ojalá nos perdonen y entiendan nuestros motivos por haber echo lo que hicimos.
Volteamos y los vemos bajar por las escaleras, ignorándonos por completo, vemos que salen de la casa.
—De seguro van a ir con sus novios —refunfuño.
—Es lo más seguro, con solo pensar que está con otra me dan muchos celos, no sabes lo que daría por qué sea conmigo con quién estuviera, pero pronto esa relación va a acabar —asentimos con una ligera sonrisa.