Una criatura mística, cuya existencia se encontraba ligada a los mitos y leyendas, un ser indescriptible que adornaba las fantasías y que llevaba por nombre: sirena. Aun siendo tan especial, no era invencible. La cabeza de Marian no sangraba, el golpe no fue lo bastante duro como para provocarle una hemorragia, pero sí para hacerle perder el conocimiento, sus ojos miraron el cielo, las estrellas y después, al hombre que la miraba desde el otro lado de la balsa con un remo en las manos. Alejandro vertió agua sobre su rostro, sus dedos temblaban, no sabía qué hacer y de repente, escuchó un sonido extraño, una especie de gemido mezclado con una respiración entrecortada, ese sonido venía de la sirena. – Eres real, tú…, tú eres real – pensó en voz alta y se acercó muy lentamente, no podía c