Uriel Al parecer Gael tenia razón al pedirme que cuidará de Lorenzo, de llegar cinco minutos tarde se hubiera encontrado en problemas. En cuanto vi el lobo gris esperando en la entrada, tuve que hacerme cargo, antes de correr y traer el auto. Lo bueno es que llegué justo cuando estaba saliendo de la casa y no nos fue difícil escapar de allí. Pero no esperaba muchas de las cosas que dijo. No esperaba que tuviera una hija, no esperaba que estuvieran cazándolo y que se atrevieran a arriesgarse tanto, pero era evidente que Rubí no solo los había visto, aquí ocurría algo más. —¿Y qué estas esperando? Ibas a empezar a contarme la larga historia de los hombres lobo. —Provoqué, queriendo ver si se anima a soltar la lengua. —Rubí se ha obsesionado un poco con el tema, desde el día que dij