Faith Pasamos el camino al hospital, las dos horas que los médicos tardaron, decidiendo que podía irme y todo el viaje a su casa en completo y absoluto silencio. Él ni siquiera me miraba, así de molesto estaba. Pero estábamos llegando a un punto en el que también me estaba enojando. Fui a quien secuestraron, a quien golpearon y a quien amenazaron. ¿No había tenido suficiente ya? No sabía que más querían de mi, ya había entendido que la jodí, aprendí de muy mala manera mi lección, ahora necesitaba a mis padres y a mi compañero apoyándome. Pero ahora mientras estacionaba frente a su casa, sabía que apoyo no era precisamente lo que me esperaría dentro, sino una pelea segura. Ambos salimos del auto, cada uno pensando en lo mismo, seguramente, aunque desde diferentes perspectivas. Lo