Aysel —¿Por qué no me dijiste que lo conocías? —preguntó totalmente molesta mi hermana, en el mismo instante en que Cedric se alejo de nosotras. Tan descarado, había hablado con mi hermana, quien no sospechaba que el brillo de picardía que había en sus ojos, era por provocarme. Disfrutaba el hecho de ponerme nerviosa. Incluso cuando se despidió, dejo su brazo mucho más tiempo del que debería en mi cintura. —Porque no lo conocía. —respondí y noté que esperaba más. —Acabo de cruzarlo abajo, me impidió acabar con un ladrón, pero nunca me dijo quien era. ¿Cómo siquiera iba a sospechar que era el primo de Laurie? Ni siquiera sabía el nombre de ese maldito loco. —¿Qué ibas a acabar con un ladrón? ¡Por la Diosa Aysel! Solo te dejo unos momentos a solas y atentas contra la vida de alguie