Faith No quería aceptarlo pero el hombre junto a mi era bastante atractivo. Ahora que estaba más tranquila, podía apreciarlo mejor, pero eso no le quitaba que fuera un idiota creído. Básicamente me había obligado a venir con él o de lo contrario me seguiría, como un jodido perro guardián. Y eso me molestaba, el único hombre del que toleraba ordenes era mi padre y él no lo hacía muy a menudo. Hablando de él, sabía que debía hacerle saber lo sucedido. No quería hacerlo, pero tenía dos razones que me convencían de que era lo mejor. La primera, era que aunque quisiera ocultarlo, terminarían descubriéndolo y decírselo ahora, que acababa de suceder, era mejor que después de que mamá lo descubriera encontrando mi nombre en alguna ficha policial. Por desgracia, era demasiado buena en ello. Y