Faith Eran las tres de la madrugada cuando la puerta finalmente sonó. Sabía que se trataba de Jonás, su olor se filtraba por cada lugar que podía y llegaba a mi. Me levanté, decidida a abrir , pero fui detenida por mi padre. —Siéntate, yo iré. —dijo sosteniendo mi muñeca, impidiéndome correr hacía la puerta. Entendía su miedo, era la segunda vez que irrumpían en el edificio, demostrando que la seguridad del lugar era una verdadera mierda. Pero yo sabía que no había peligro, no al menos tras la dura madera de color caoba. Una vez se acerco y abrió, pude ver a un Jonás cansado, abatido y me animaría a decir que hasta culpable. Su uniforme estaba arrugado, su cabello despeinado y las manchas negras bajo sus ojos, me decían el nivel de cansancio que estaba sintiendo. Pero lo que más