Llegó el sábado. El día de ayer había visto a Matías y le pregunté si quería venir conmigo, pero él trabajaba de stripper y esa noche le tocaba la participación especial, así que estaba ultra decidida a ir sola. ¿Cuál iba a ser mi disfraz? Me entró un ataque de risa al buscar el vestido en el ropero, lo había encontrado todo roto, manchado con maquillaje a causa del llanto y todavía tenía marcas de pisadas, pero eso le daba un toque más tenebroso. Aún así, decidí tirarle un poco más de tinta roja para que parezca sangre y lo rompí un poco más, al igual que el velo. Me iba a divertir tanto esa noche… con solo imaginarme la cara de Damián en cuanto me viera con el vestido de bodas puesto, seguramente se moriría. Los tacones estaban intactos, me daba lástima romperlos porque eran hermosos