[CIAN]
—¡Grecia! —exclamo al ver que ella camina con prisa por los pasillos del departamento de justicia.
La gente va y viene, pero ella no se detiene, solo continúa caminando hasta que la veo llegando a la sala de espera y una vez allí, se sienta en una de las sillas. La observo, y me doy cuenta de que no se ha sentado por gusto, sino porque no se siente bien. Inmediatamente me acerco a ella y me arrodillo enfrente suyo.
—Siento asco de mi misma —la escucho decir.
—Hermosa, no te hagas esto por favor —le pido mientras que tomo sus manos e intento tranquilizarla.
—No lo entiendes, fuera de lo que ellos me hicieron… Fabricio y yo, es que yo no sabía. Con solo pensarlo siento asco de mí misma, ¿entiendes? Ese cabrón secuestraba y vendía mujeres… —expresa y su llanto se hace más intenso
