(Narra Dante Sartuori) ― ¡Ni se te ocurra! ― Gritó y se levantó mientras cubría sus labios. Yo levante las manos. ― ¡Eso me saco por dejarte entrar a mi casa! ¡Sal de aquí, ahora! ― Annie, no. No hice nada. ― Que tú sepas. Pensé. ― ¡Vete! ¡Ahora! ― Dio un traspié y avanzo hasta la puerta, la abrió y me indico salir. Resignado avance hasta la entrada. Cuando llegue al umbral sus tripas hicieron un ruido que sonó por toda la cabaña. Ella se cubrió el estómago y se ruborizo. ― De acuerdo, me voy. ― Dije mientras tomaba la caja de comida de la mesa. ― Pero me llevo esto. Annie frunció el ceño y apretó los labios. Mi idea funciono. ― Eso… Eso huele bien. ¿Qué es? ― ¿Esto? ― Abrí la caja de comida y deje que el olor inundara toda la planta baja. ― Solo son hamburguesas, papas fritas, ensa