RAINA KLEIN… Salgo de la sala con un enorme nudo en mi garganta. Sin embargo, no pierdo mi postura, atravieso el lugar caminando imponente y segura, aunque por dentro este rota. Al poner un pie fuera Hanna camina hasta mi Lamborghini abriendo la puerta para mí. Le entrego mi bolso antes de subir poniendo en marcha la hermosa bestia, piso el acelerador a fondo alejándome de allí rápidamente. Necesito alejarme de allí sintiendo como mi respiración empieza a dificultarse y mis manos tiemblan, aunque estén sujetas fuerte al volante. Los ojos me arden sintiendo las lágrimas retenidas, pero me niego a derramarlas. Paso saliva tratando de pasar el nudo en mi garganta, pero es imposible. Una vez más unas cuantas palabras me destruyeron. Una vez más la vida me demostró que no soy importante para