— Giulia –la rubia habla con naturalidad, como si no sintiera dolor por la presión que ejerzo en su mano-, Cristian nos contaba un poco sobre ti — ¿Así? –su voz es sensual, fingidamente sensual Los observo y la desfachatez entre ambos es inigualable, son tal para cual. La pelinegra toma de la mano al arrogante castaño y le sonríe en un coqueteo, viéndose ridículamente empalagosos. — Cosas buenas, ¿no? “mi vida” –las últimas dos palabras me mira y las pronuncia jodidamente para mí. Haciéndome aflojar el agarre sobre Lía al reaccionar en esta realidad. — Por supuesto –asegura el castaño en un arrogante gesto-, solo halagos para ti “mi vida” — Me complace que se haya interesado en nuestros diseños –agrega Vale, tratando de quitar el peso de la incomodidad-, nosotros debemos conti