-Sebastián- — Mi decisión es definitiva –por sus labios se estira una sonrisa, retirando su mano sin ser gentil tal como su tono irónico, desafiante y letal con el que me habla-, no cambiaré de opinión por tu repentino segundo de dependencia o por tu miedo de perder el control sobre mí. No lo haré, por lo tanto la única opción a tu desesperada actitud sería obligarme. — No lo haré –bajo la cabeza largando una sonrisa llena de dolor. Decido continuar el juego de Alex, la conozco tan bien para darme cuenta de sus intenciones. Si ella quiere acabar conmigo para ser feliz, la dejaré; me ofreceré de voluntario y la complaceré, sin embargo, aprovecharé este momento para descargar un poco el peso de mis hombros. “Después de todo, esta podría ser mi última oportunidad” “No te haré más daño”