Nos detenemos en la entrada al gran salón de eventos por donde todos los invitados hacían su ingreso glorioso, disfrutando de ser la atracción de la noche, codeándonos con diseñadores reconocidos de diversas marcas, luciendo su mejor y extravagante atuendo representando su estilo. La champaña en copas pasaba en las bandejas ofreciéndose a los invitados sin escatimar, mientras sus pláticas se tornaban sobre presupuestos, diseños e ideas para las nuevas colecciones. Las luces de la pasarela se encienden a la par de la voz del presentador invitándolos a formar parte del espectáculo prometedor. Tras escenario todo era un alboroto, lleno de prisa y nerviosismo por no fallar, aprovechando cada minuto para pulir detalles. Al escuchar nuestro nombre, fui directamente sobre un podio, mostrand