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— ¡Buenos días, ciudadanos de Nueva York! Mi nombre es Esmeralda Bolton y me complace informarles que tenemos una invitada especial el día de hoy en la cabina— El pequeño radio del restaurante capto mi atención.
—¿Escuchas eso? — Aren, pregunto con una sonrisa pícara en su rostro cansado—Es la clase de voz que te provocaría una erección al escucharla implorar por su vida— no comente nada, bebí de mi café americano sin dejar de escuchar la voz de la mujer— Su voz es seductora sin ser vulgar, la clase de voz que te agrada—Mis ojos viajaron al chico que servía el almuerzo, dejando unos asqueroso panqueques llenos de miel por todos lados enfrente de Aren. Mi pequeño hermano se atragantó con su almuerzo de un solo bocado.
—Brenda, estará esta mañana con nosotros para hablar sobre un tema importante en la sociedad. El tema será los psicópatas y como podemos identificarlos. Y como evitar caer en sus redes.
Aren se carcajeo escupiendo su desayuno, trozos de su comida cayeron sobre mis huevos y tocino.
—Cierra la puta boca— Ladre, empujando mi plato aún lado. Mi enojo no fue suficiente para que se comportará, a pesar de tener veinticinco años, Aren se comportaba como un adolescente problemático y hormonal. Era un idiota cuando se lo proponía, pero tenía una mente brillante cuando quería. Su aspecto físico podía engañar al ser más astuto de este mundo; su piel era más pálida que la mía, su cabello era rebelde y largo, tenía unas ojeras por no dormir en semanas, su rostro parecía que siempre estaba cansado, pero el hijo de puta siempre tenía energía. Una dinamita andando. Su aspecto era de alguien con depresión severa. Pero eso estaba fuera de la realidad.
—Es una mujer idiota— Aren bebió de su leche— ¿Cómo evitarnos? — Bufo con una sonrisa— Hay que encontrarla.
¿Encontrarla? Esmeralda era mi sucio secreto que no estaba dispuesto a compartir. Era mi juguete.
—Baslan— Mire a nuestro recien invitado. El hombre ahora mismo era la persona mas fuerte e importante en las grandes ligas del boxeo, y la mano derecha del hombre que necesitaba de mi lado.
—Black — Estrechamos las manos con firmeza. Su familia era la que estaba en la cima de la pirámide, por lo tanto era mejor tenerlos de aliados , que tenerlos de enemigos. Eran arrogantes como la mierda, pero ¿Quién no lo sería con su posición?
—¡Caín!— Aren por otro lado, no lo respetaba. Golpeó su hombro como si se conocieran de toda una vida— Que gusto me da verte— No me importaría que el hombre usara sus puños contra la cara del imbecil.
—Acaso los hermanos Baslan, ¿son un chiste?
…
—Esmeralda — saboreé su nombre en mis labios. Verla era tan placentero casi como escuchar su voz. Sus ojos color esmeralda se tornaron oscuros al verme, esa pisca de lujuria y tenacidad siempre avivando el fuego que había en ella.
—Señor Baslan— Elevo su mentón , puede que haya sido una acción desafiante, en otros casos sería así, pero en este era por que la pequeña mujer apenas y me llegaba al pecho.
—Llámame Aideon— Tome uno de sus rizos , observándolo mientras lo giraban alrededor de mi dedo—Estas metiendo tu linda nariz donde no te llaman —Se tenso, lo sentí porque su respiración dejó de sentirse.
—Es mi trabajo, señor— Podía oler su miedo, pero también había ese tono de irritación y enfado en su linda y preciosa voz— En todo caso , a usted no le afecta.
—¿Estas segura?
—Por supuesto, yo solo investigo y publico en el periódico local. Pero usted es un importante abogado, no un criminal.
Solo era un lobo disfrazado de oveja...
…
La noche era intensa no sólo por el crudo frío, era la lluvia que me tenía tan mal. Pero eso no era importante, mis piernas corrían lo que podían solo para tratar de escapar. Vi algo que no debí de haber visto. Algo que me hace apretar mi pecho y llorar de horror. Confié en él…pero que tonta.
—¡No puedes escapar ¡Vuelve aquí! — Mis sollozos se incrementaron al escuchar su fuerte voz en un rugido. Un psicópata enojado era lo peor en este mundo y Aideon estaba enojado.
—¡Esme! ¡Esme!— Corrí más rápido al escuchar a Aren , ese podía comerme viva si quería— ¡Mi hermano esta enojado!—El joven se reía mientras lo sentía cada vez más cerca de mi—¡Te matara!