Observo que revisa el uniforme y es cuando me detuve a pensar que antes había escuchado que en esas escuelas existe el bullyng según el estatus social.
—Violet. —llamo su atención —Sé que no lo hice antes, pero… ¿estás de acuerdo con esto?
—Mami, él te hizo mucho daño antes, claro que lo estoy.
—No. Yo no quiero que te involucres en esto hija, lo que pasó entre nosotros no es tu problema, ¿entiendes?
—Lo sé mami, pero no le voy a perdonar que te lastimara.
A pesar de que su nacimiento no fue algo planeado, ella se convirtió en la esencia de mi existencia, por ella fue que valió la pena tanta tortura a manos de Abel. Después de dejarla sola en su cuarto, en el pasillo lo vi esperándome, mueve su cabeza para que lo siga adentro de una habitación.
Claro que me di cuenta de inmediato que era la habitación que compartiríamos, lógicamente estamos casados, por ende, debemos dormir juntos.
—Debemos bajar a cenar, una empleada se encargará de Violet así que tendrás tiempo de cambiarte.
Aún seguía siendo frio conmigo, el mismo Abel Vlarios que conozco, el mismo que me hizo la vida de cuadritos en el trabajo por muchos años. Mi mente era un caos, trataba de hacerme ver que conviviría un año más con él y que no seria un problema porque era un trabajo más, pero esta vez, como su esposa.
—Necesitamos hablar.
—Después, ahora date un baño y arréglate.
Si, el mismo que le valía cuatro hectáreas de mierda lo que yo dijera y si algo salía mal, me culpaba de todo.
Se largó sin siquiera escucharme.
En la cena con su familia, me di cuenta de que la señora había cambiado de actitud con mi hija, pero mi Violet, seguía siendo indiferente con todos los presentes, menos conmigo y Abel. Pero los demás hermanos de Abel la veían como si la odiaran y más a él porque logró quedarse con la residencia de su familia y el poder que conlleva.
—Yo… me retiro, disculpen.
—Cariño, aun no puedes levantarte de la meza, además, no probaste la comida.
—Me siento indispuesta.
No podía soportarlo y tuve que retirarme aun sabiendo que se molestaría por hacerlo. Me quité el poco maquillaje que me puse en la cara y lo demás que me hacían verme como un adorno más de esta casa con tantas joyas a las que no estoy acostumbrada a usar.
Al desvestirme, la puerta fue abierta así que me puse la bata enseguida, vi su cara y como lo predije, estaba molesto.
—Lea…
—No me llames así. —dije cortante —Prefiero que me llames Victoria. Ese nombre me trae malos recuerdos.
—Hasta que yo no me retire, tú no puedes hacerlo.
—Soy tu esposa, no tu esclava ni tu empleada, recuérdalo.
Enserio le molesta que le lleve la contraria.
—Tengo poder sobre ti.
—No. —respondo molesta —Eso se acabó cuando me sacaste de la forma más humillante de la empresa de tu familia solo por meter a una zorra sin cerebro en mi lugar solo para sexo.
—¿Enserio vas a continuar con algo que ya pasó?
—Escúchame bien, Abel Vlarios, mi hija, es lo más valioso que tengo y si algo le llega a pasar por tu ambición, lo vas a lamentar, escucha bien. Yo mataría por ella si ha de ser necesario así que yo que tú, me aseguraría de que no le pase nada en esa escuela llena de niños mimados.
—¿Qué podría pasarle? Es una academia donde jamás ha pasado nada peligroso. Cálmate, solo estas paranoica. —responde con calma —Supongo que me excedí con todo. Pediré un té para que te relajes.
El salió y a los quince minutos regresó con el dichoso té, dijo que era bueno para los nervios y el estrés. Fue algo que no esperaba así que le agradecí antes de tomar un poco.
“Esta rico”
Su sabor era delicioso por lo que cerré los ojos para disfrutarlo más, escucho que me habla sobre su familia y que debía ser precavida y no ser tan tonta como cuando trabajé para él y eso me molestó porque lo hice por el trabajo.
—Yo no…
El enfado se esfumó cuando lo vi o más bien, cuando vi su cuerpo, me quedé congelada, creía que era delgado, pero no, podía ver el trabajo del gimnasio en su tronco, ni siquiera vi que se había duchado, era la primera vez que veía a un hombre desnudo porque así lo está, lo único que lleva puesto es un bóxer.
“¡Reacciona estúpida!”
Me golpeo mentalmente para reaccionar y fingir que no me hizo efecto verlo desnudo.
—¿Qué crees que haces? —dije fingiendo estar molesta —El hecho de que estemos casados no significa que puedas andar así frente a mí.
—Oye, es mi costumbre, además, no es que tenga algún interés en provocarte, ya dejamos claro que no me interesa el sexo contigo. Y desde ahora quiero que lo sepas, yo, duermo así.
—¡Que! —no, no puede hacerlo —No. Definitivamente no vas a dormir así…
Todo fue tan rápido que cuando reaccioné ya me había tumbado sobre la cama, juro por lo más sagrado que la sangre se me subió a la cabeza cuando sentí que su mano estaba subiendo lentamente sobre mi muslo.
“¡Q–Que, Q–Qué!”
Sus ojos me miran fijamente haciendo que no pudiera reaccionar y preguntar la razón de esto. Siento que el aire me abandona al sentir que estaba llegando lejos.
—No te muevas y corresponde.
—¿P–Porque?
—Confía.
Comienzo a parpadear al sentir sus labios sobre los míos haciendo que sus palabras me retumben en la cabeza así que le seguí el beso al mover mis labios sobre los suyos con torpeza, sin aliento comienza a dejarme cuando siento que su mano estaba sobre uno de mis senos, la cordura se me estaba acabando haciendo que olvidara que esto era solo actuado.
—Abel necesito…
La puerta se abrió haciendo que dejara de besarlo asustada, mi cara ardiendo observa al hermano menor de Abel quien nos mira con sorpresa, Abel lo observa molesto y de forma tajante le pregunta la razón de entrar sin permiso a su habitación, lo miro fijamente y vi que en verdad demostraba estar enfadado. El hombre ni siquiera respondió y simplemente salió de la habitación cerrando la puerta.
Yo no quería verlo a la cara así que me arropé de pies a cabeza, sentí que se acomodó en el otro extremo de la cama de espaldas contra la mia.
“¡Maldita sea… no, no, no… porque me gustó!