—No se preocupe—le advierto—el techo es blindado y no podrá atravesarlo. Desefundo mi arma y enseguida salgo del auto, tal como esperaba el tirador ya se ha retirado y deduzco qué solo tiene dos opciones. Buscar un mejor ángulo para asesinar a la embajadora o intentar huir. —Fernández—utilizó mi comunicador—protege a la embajadora. —¡Espera!—escucho su voz protestar en el interior del auto—¿Qué? ¡No, no te vayas! Ignoro su petición y enseguida entro al interior del edificio, el cual esta lleno de trabajadores de mantenimiento. Todos y cada uno de ellos están agachados y supongo que lo hacen por el tirador, así que sigo hasta el ascensor y aunque sé bien qué eso podría ser un error porque el tirador podría tomar las escaleras; sin embargo, estoy solo en esto porque los demás agentes no
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