DAMASCUS PRIEST

1621 Words
  He dejado a mis padres en casa, pese haberme mudado hace años y ser ya un hombre adulto, mis padres no dejan de visitarme cada semana y viceversa. Cuatro años fuera del servicio militar me ha traído ciertas repercusiones y mis padres siempre han mostrado su apoyo llenándome de lo que ellos consideran "mimos". Estoy agradecido con ellos, no ha sido fácil seguir con nuestras vidas pero lo hemos logrado. El aniversario de fallecimiento de mi hermana está a un par de semanas y mis padres cerca de estas fechas muestran más su dolor y melancolía. No llevo el duelo de la misma manera, para mi ha sido difícil saber que pude haber salvado a mi hermana pero estaba en misión lejos Inglaterra y no había forma de protegerla, saber todo lo que había pasado e incapaz de ayudar a mis padres.  Esta noche estoy de "fiesta", la realidad es que sólo estoy cubriendo un evento con nuestro equipo de seguridad. La hija de un empresario se casa y su padre ha pagado una millonaria cantidad de dinero a mi compañía para que ningún riesgo ocurra. Es un evento de la elite, empresarios, políticos, extranjeros e incluso hay personas del Medio Oriente. La chica es muy atractiva, su esposo también y no lo digo con un tono morboso. Si me alguien me lo preguntara ambos parecen una pareja de pasarela, lo secunda la numerosa cantidad de reporteros que están tratando de acercarse a ellos para tomarles tantas fotos como puedan.  Lucen asquerosamente felices.  Priest que tú odies todo símbolo de amor y compromiso, no significa que todos piensen igual.  Me auto cuestionó el escepticismo que siento al ver semejantes muestras de "cariño". No estoy para ese tipo de compromisos, mi único interés es encontrar a la persona que me arrebato a mi hermana.  El evento finaliza cerca de las tres de la mañana. El equipo me invita a beber un trago y aunque me niego, es Sunny quien me lleva a rastras al lugar. Sunny es una vieja amiga, aunque es dos años mayor que yo sigue teniendo ese poder para doblegarme.  No bebo más de un whiskey que logra quemarme la garganta sofocándome pero calmándome en seguida. Me siento en uno de los taburetes frente al bar, observando la nada. Estoy cansado. Sunny se acerca a mi invitándome a bailar pero la rechazo,  lo cual me reprocha y se enfada yéndose al baño. La observó alejarse, le he dicho que no quiero estar aquí y aún así he venido, eso ya es algo que celebrar.  —¡Mujeres! ¡¿Por que son tan difíciles de entender?! —dicen alguien a mi lado con un tono acentuado.  Le doy un sorbo a mi trago aprovechando para mirarle de reojo. Un hombre rubio, alto, fornido, con unos cuarenta y tantos, bien vestido y con un aire bastante arrogante... ¡Habla por ti mismo Priest!  Levanta la mano llamando la atención del bartender que se apresura a atenderlo. Me vuelve a ver, intercámbianos miradas que a mi punto de vista es muy incómodo pero al hombre no parece importarle. Joder. Lo que menos quiero es que me hablen.  —En lo personal no entiendo lo que quieren. —gruñe agitando la cabeza.  No digo nada y sólo hago una mueca en forma de sonrisa dando otro sorbo a mi whiskey. Por su acento puedo decir que es extranjero, austriaco quizás o alemán. Su pinta es de un hombre con dinero, abogado, empresario o político. Tiene altura.  Ignoro la mirada que me ofrece y continuo bebiendo. No estoy de humor, lo único que quiero es ir a casa, ducharme y dormir. Joder. Quizás unas vacaciones no me vendrían mal.  El tipo que no planea cerrar la boca continúa manifestando…  —Las mujeres son divinas pero tan difíciles de complacer. —suspira. —Por eso prefiero a los hombres. —dice como si nada.  Mi cerebro analiza las palabras de golpe. Impresionado, escupo inconsciente el trago que acabo de beber. El hombre pega una carcajada, se saca un pañuelo del bolsillo de su chaqueta y me lo ofrece riendo. Me pienso si agarrarlo pero el insiste ofreciéndomelo. Manteniendo la calma agarro el pañuelo y le agradezco. El tipo me observa con una sonrisita.  ¡Joder, me está ligando un tío!  —Yo... no... no soy de esos y tengo novia. —miento en lo último. Me aclaro la garganta recomponiéndome de la vergonzosa reacción.  El hombre suelta otra carcajada.  —¡Tranquilo hombre! ¡Que estoy casado y he visto a tu chica! —dice riendo.  Sunny no es precisamente "mi chica" pero no pienso negar nada, no se cuáles son las intenciones de este tipo al hablarme de esta manera.  El tipo me mira con diversión. Joder. No es que este mal pero me ha tomado desprevenido. El bartender le da una botella con agua y este rápido la abre para darle un sorbo, sin siquiera quitarme la mirada de encima. Mirada azul profunda que estoy seguro parece estudiarme.  Joder. Joder. Que los tíos no me van.  —Luca Schaffer. —extiende una mano. —Es un placer conocerte al fin, Damascus. —sonríe ahora con más cortesía.  La mención de mi nombre logra eliminar todo sentimiento de estupefacción. Me pongo en guardia al instante.  ¿Como sabe mi nombre?  Mi cara debe de decirle lo que estoy pensando.  —No hemos tenido el gusto de conocernos, he escuchado de tu compañía.  —Eso no explica nada. —mi voz es más fuerte.  Joder.  ¿De que va esto?  —Puedes llamarme Luca. —le resta importancia. —Me conoces ahora, por supuesto que poco a poco nos iremos conociendo más. —la forma frívola pero disimulada que utiliza no me da buena espina.  —¿Qué quieres de mi? —pregunto.  El ahora nombrado Luca Schaffer apresura un paso hacia mi, me pongo de pie y la diferencia de estatura no es mucha por lo tanto ambos intercambiamos una mirada seria. Me analiza de la misma manera en la que yo lo hago.  ¿Quien es este tipo?  Trato de recordarme si le conozco o si he coincidido con él pero ninguna memoria viene a mi mente. Llevo pocos años en este negocio pero nunca he tenido ningún trato con él, no confío en este tipo.  —Quiero hacer negocios contigo, por supuesto que te pagaría lo suficiente. —se encoge de hombros. —Es una trabajo importante el que quiero que hagas. —lo último ya es un tono más serio.  —Si desea contratar los servicios de mi compañía con gusto puede llamar a mi oficina y concretar una cita. Tenemos varios agentes. —me aplico a lo profesional involucrando solo mi trabajo.  Luca Schaffer ríe.  No le encuentro humor.  —Regreso a Alemania en unas horas, dejaremos las formalidades para después. Es un trabajo sencillo pero importante, de vida o muerte. —joder, ¿seguirá hablando como se nos conociéramos de años? —Hay una mujer que en los últimos meses se ha comportado de una manera bastante inquietante y temo por su seguridad, sólo quiero que la vigiles y me informes de sus movimientos. —frunzo el ceño.  ¿Qué está diciendo tan de repente?  —Esto no es algo que debería de estar diciéndole a un desconocido. No soy un secuestrador. —el hombre que ahora reconozco como aleman insiste.  —Boberías. Estoy hablando de mi hija. Quiero que cuides de ella. —dice como si nada.  ¿Hija? ¿Me está tomando el pelo? Ese tonito era para pedirme que sea niñera de su hija.  —No soy niñera.  Mi voz es impasible.  El hombre pasa de largo mis palabras.  —Creo que ambos podríamos llegar a un acuerdo. —sonríe.  ¿Qué mierda con este tipo?  —Tu me das lo que quiero, y yo te doy lo que quieras. Tengo poder, puedo ayudarte y además sé algo que podría interesarte. —el tono que utiliza no me agrada.  Mi rostro vuelve a indicarle lo que pienso, se acerca a mi oído y susurra un par de palabras que logran descomponerme. El corazón se me acelera y siente como se calienta mi sangre.  ¡¿Cómo mierda?!  Furioso empujó lo empujó golpeando el taburete, seguido le sujeto de la chaqueta. No se inmuta en lo absoluto. Solo da un sorbo a su botella, su mirada fija en la mía trasmite que no está jugando, pero como mierda sabe eso de mi.  —¿Quien eres? Joder, si esto es una broma. —lo sujeto con más fuerza.  El tipo en ningún momento muestra algún tipo de intimidación y eso termina cabreandome.  —Solo es interés por interés, Damascus. —dice seguro. —Mi hija es prioridad, y se que tú tienes tus prioridades. Piénsalo, puedo ayudarte, tengo el poder y pronto tendré mucho más así que sólo tienes que pensarlo. —me toma del brazo empujándome.  No lo hace con fuerza pero aún así logra moverme.  —Tú... ¿quien eres? —digo pero no termino de formular la pregunta.  —Mi secretaria se comunicará contigo. Nos vemos pronto... ah, y en Alemania. —dice sin más, solo se da la vuelta caminando para otro lado.  ¿Alemania?  Mierda.  ¿Como lo supo? ¿Quien es este tipo? ¿Que le hace pensar que aceptaré esta absurda propuesta? Tiene que ser una total broma lo que ha dicho, es imposible.  ¿Cuidar a su hija? ¿Cree que voy a aceptar esta tontería?  Maldita sea.  Si esto que ha dicho es verdad, lo descubriré solo. Cuidar una niña, poseo una compañía de seguridad, no una guardería. Lo que ha dicho no tiene sentido... es imposible.
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