Hubo un tiempo en el que Elena gustaba de resaltar los defectos de Cristián, ya fuera su calvicie prematura, los kilos ganados con los años, las arrugas en su rostro, los ojos hundidos, la voz rasposa y la barba crecida, todos esos detalles se convirtieron en la razón por la cual no lo amaba y sumado a su abandono, las mentiras y la traición, terminó por convertirlo en un monstruo. Y con el paso de los años la apariencia física dejó de importar y se concentró en aquello que realmente importaba, fuera apuesto o elegante, Cristián Johansen estaba podrido por dentro. E inesperadamente, incluso el corazón de un monstruo podía romperse. – Pagaré el tratamiento de Erika, es lo único que haré por ella – sentenció Cristián. Elena asintió – iré a ver a tu madre, se veía muy afectada. – Apuesto