Cómo siempre, cada mañana dejaban el periódico en la puerta del apartamento de Johann, sabía que los titulares serían diferentes, que se esforzarían por escarbar entre toda la mierda, buscarían debajo de las rocas si fuera necesario, con tal de encontrar algo que pusiera en evidencia al gran jefe que ha mostrado su rostro, los prensa y la televisión, todos ellos eran como aves carroñeras, esperando la oportunidad de que alguno caiga y poder tragárselo, si es posible aún vivo. Johann abrió la puerta y recogió el periódico implorando que lo que se hubiese publicado no le afectará demasiado. En especial a Sara, ella no tenía nada que ver con las acciones que él había cometido, pero ahora era su prometida, debía estar a su lado, la atacarían de uno u otro modo. — ¿Es el periódico de la maña