- ¿¿Qué??
Ahora el llanto de preocupación, se había transformado en emoción, en alegría… quizás el milagro que tanto esperábamos, había sucedido. Primero, porque el juez no nos iba a divorciar luego de semejante escena, donde le había gritado “mi amor” en reiteradas ocasiones, sino que con un bebe de por medio, se iba a complicar el asunto. Pero además de eso, la idea de tener otro hijo me encantaba, claro…. Solo con ella, como había mencionado Javier.
No podía decir nada… las palabras no me salían, solo lloraba, ¡ni siquiera podía pestañear!
- Perdón…
- ¿Perdón por qué? (riéndome)
- Por esto… (mirando hacia abajo)
La miré, acaricié su mejilla mientras tomaba su mano. Nuestros ojos estaban clavados en los del otro, pero no nos salían las
