La mirada de ambos es de absoluta sorpresa cuando quien entra a la oficina es su padre. Nos hemos separado lo más rápido posible para luego mantener nuestra actitud de "aquí solo estamos conversando." —Buenos días.— Dice finalmente su padre y solo puedo esperar que no se haya dado cuenta de nada de lo que ha sucedido hace un instante. —Buenos días David, ¿Cómo estás?— Pregunto mientras ella da un sorbo a su café. —Muy bien, que bueno que los veo juntos, de esta manera pueden darme un resumen de como les ha ido en Las Vegas.— Dice y ella me da una mirada cómplice que me dificulta el no reírme. Pienso. —Claro pa, siéntate y te contamos. — Le propone ella y admito que me llama la atención su manera de seguir el teatro, a mi honestamente se me hace muy difícil. El rá