No creí que ver a alguien jugar blackjack fuese tan fascinante, pero los gestos que ella hace cuando el dealer le da un 12 o un 15 son muy graciosas. —¡¿Again?!— Se queja y me mira –No es justo…— Me dice y mira mis cartas —¿Por qué tú tienes un 20 y yo un horrendo 15?— Me pregunta haciéndome reír. —Quizás sea yo quien tenga suerte en este viaje…— Respondo y en realidad ni siquiera estoy seguro de decirlo por el juego. Ella permanece en silencio y al ver la manera tan intensa en la que le estoy viendo, decide evitar el contacto visual. –Si tu lo dices…— Se limita a responder y cuando es su turno pide otra carta con sus ojos cerrados. —¡Seis!— Exclamo y ella los abre para darse cuenta que tiene 21. —¡Oh my god!— Exclama haciendo que todos en la mesa riamos. —¡Felicidades!— Le digo y su