La felicidad nuevamente reinaba en la vida de Kate. Habían pasado casi cuatro meses desde que Demian y ella se reconciliaran. Ahora nuevamente estaban de regreso en la finca Staverley para el bautizo de Edward y de su prima Elizabeth. Kate había acordado en reunirse con Lizzy y Margo, quien diera la alegre noticia de que estaba embarazada, con quince días de anticipación para prepararlo todo. Las invitaciones ya habían sido enviadas hacia dos semanas y aún faltaban otras dos para el gran día. De modo que tendrían tiempo de sobra para organizar un bonito festejo en honor de los pequeños. Demian acompaño a Kate, negándose a separarse de ella y de su hijo, a quien disfrutaba enormemente. Deseaba recuperar esos meses que estuvo separado de él pequeño y de Kate. Como pudo ser tan tonto y tan