La amistad con Fabrizio iba tan bien de mi parte que disfrutaba de verle en ese estado actual de adolescente por el que transitaba luego de haber iniciado su relación con Giovanna. Y es que estaba como embobado con ella y yo, de corazón deseaba que duraran lo más posible y que fueran inmensamente felices de la manera que eligieran vivir su amor. Hacía ya algún tiempo que habían comenzado a salir solos, a tener escapadas juntos a Nápoles y alguna vez también fueron a París, porque en una ocasión Fabrizio me dejó encargada de prepararle una sorpresa y lo primero que pensé fue… ¿Qué mejor que recorrer juntos París? Así que además de haber comprado los boletos de avión, había reservado una suite en un lujoso hotel con balcón con vistas a la Torre Eiffel… y también le había armado un itiner