Luego de unos días, al salir de la empresa, Rafael me acompañó a mi clase de spinning. Él insistía en que parte de su trabajo era estar a un lado y esperarme y considerando que el lugar era propiedad de algunos amigos de Fabrizio y, con la paranoia que manejaba Dante Ricci sobre que en cualquier lugar yo podía encontrarme con alguien que le pasara información a su enemigos familiares en Milán, todo podía ser cierto.
Rafael ya me había esperado en el lugar varias veces y, si bien al principio me resultó bastante ridículo pues solía pensar que estaba dando la imagen de ser algo así como la novia de un narcotraficante y él el guarda espaldas que debía estar vigilándome en todo momento por si alguien decidía llegar secuestrarme, luego de montarme esa película varias veces en la cabeza record
