- ¿Qué haces aquí? – pregunto abrazando mis piernas dobladas viendo como se acerca hasta inclinarse y estar a mi altura. - Crei que podrías necesitarme, cariño – me habla en ruso lo que me hace rodar los ojos. - ¿Qué haces aquí? – repito golpeando su mano cuando intenta tocarme el rostro. - Tus padres me informaron que te mudarías, aunque no creí que lo hicieras tan pronto – habla en tanto me toma en brazos - Bájame – ordeno removiéndome en sus brazos, pero él me ignora llevándome hasta la cocina donde me deja sentada en la isla. Observo al hombre frente a mí. Micah Korovel, heredero de un importante conglomerado petrolero ruso, cuando lo conocí quedo impresionada por su atractivo. Sin embargo, en este momento lo único que siento es tristeza