Alessandro. Estoy sobre Raven, embistiéndola a mi antojo y sin piedad. La miro y me detengo por un momento. —¡Por favor, no pares, mi amor! Sus hermosos ojos verdes como esmeraldas me suplican que continúe, debo detenerme. Ella me excita tanto que siento que podría acabar antes. —Raven. —¿Sí? ¿Qué pasa, hice algo mal? —No, no es eso, solo quiero decirte que, si algún día me odias y te lastimo, ¿podrías perdonarme? —¿Por qué me dices esto ahora, mi amor? —Solo promételo, linda. —Está bien, lo prometo, sabes que te amo y aunque me lastimes mis sentimientos por ti no podrían cambiar. —Eres la mejor, linda. Beso sus labios y continúo hasta acabar, ella también se corre y ambos quedamos exhaustos. Pongo mi cabeza sobre su pecho desnudo, ella besa mi frente y acaricia mi cabello. S