Enamorada de un gángster.

El primer sentimiento.

Alessandro.

Han pasado algunos días, ella no ha venido. Pensé en darles las gracias por salvarme, aunque no me agrada, debo admitir que me salvo la vida. Nunca le había agradecido a alguien de corazón, si es que ese órgano dentro de mi cuerpo, sirve para algo más que bombear sangre.

Practique frente al espejo como un imbécil, es mejor así. Soy libre y ella se fue de mi vida justo como quería.

Raven.

Han pasado algunos días y nunca pensé decir esto, pero quiero que mis padres me dejes sola. Ellos llevan casi una semana en casa. ¡Quiero ver a Alessandro! El amor de mi vida, el perfume en su corbata a desaparecido de tanto olerla.

—¡Raven! ¡Raven! ¡Hija, te estoy hablando!

—Lo siento, mamá.

—Mi vampira, ¿hay algo que te preocupa? No has tocado tu desayuno.

—No, no es eso, estoy feliz, pasar tiempo con ustedes es lo mejor del mundo.

—Tienes razón, pasar juntos, estos últimos días han sido increíbles, hija.

—Mi vampira, ¿estás tomando tu medicamento?

—Sí, papá, lo hago siempre.

—Bueno, nosotros queremos platicar sobre algo contigo, cariño.

—¿Pasa algo malo, mamá?

—¡No, no es nada malo, hija! Tu padre y yo viajaremos a dos países diferentes por más una semana para los desfiles de moda de nuestra empresa, pero queremos saber lo que piensas.

—No lo sé, mamá, los felicito.

—No se trata de eso, vampira, tu madre no quiere que te quedes sola, si tú nos dices que no, entonces no iremos. Sabes que tú siempre estás primero.

Rápidamente, recuerdo la conversación que tuve con Cassie, en la cena ella me platico de un campamento al que irá con sus amigos de la carrera.

—Mamá, yo también quiero preguntar sobre algo.

—Por supuesto, cariño.

—No tienen que preocuparse, no estaré sola. Cassie me invitó a una excursión que durará ocho días, me parece bien. Yo estaré con ella y así no se tendrán que preocupar.

—¿Quieres ir, vampira?

—¡Sí, si quiero!

—Sabes que el sol te hace daño, hija.

—Lo sé, pero usaré protección solar, una sombrilla y no saldré hasta que el sol haya bajado. ¡Quiero ir, digan que sí!

—No lo sé, ¿qué piensas, Elizabeth?

—Está bien, pero antes de irse hablaré con Cassie, ella es mayor y una muy buena chica, si ella se asegura que se hace responsable de ti te dejaremos ir.

—¡Gracias, papá y mamá! ¿Cuándo se irán ustedes?

—Hoy en la tarde, es por la diferencia de hora, ¿y ustedes?

—Cassie dijo que hoy en la tarde también, iremos en su auto hasta su universidad y después subiremos al autobús para ir con todos sus compañeros. El bosque en el que vamos a acampar está a tres horas de aquí, saldremos a las tres y estaremos allá a las cinco.

—Tu padre y yo nos iremos a las dos, será una hora antes, así que llama a Cassie y dile que venga, quiero hablar con ella.

—Está bien, iré a llamarle.

Subo a mi habitación y cierro la puerta. Le marco a Cassie, espero que no se moleste.

—¡Hola, Raven!

—Hola, Cassie, mis padres quieren hablar contigo.

—¡¿Qué hiciste?! ¡¿Les hablaste sobre tu novio?! Me van a matar.

—Tranquila, es que, como sabes, llevo varios días sin ver a Alessandro. Mis padres se irán esta tarde y estarán fuera del país por varios días, les dije que iré contigo al campamento.

—¡¿Por qué hiciste eso?! Sabes que no puedo hacer eso, solo podemos ir los alumnos.

—Tranquila, yo quiero pasar esos días con Alessandro. Mis padres se irán una hora antes que nosotras, solo ven y diles que me cuidarás.

—¡Raven, esto se está saliendo de control! ¿Qué pasará si ese hombre no te quiere en su casa? ¿Y si te pasa algo malo?

—¡No, no me pasará nada, sé que Alessandro me empezó a tomar cariño! Lo juro, Cassie. Por favor, ven y habla con mis padres.

—Con una condición, cuando estés con Alessandro me llamarás tres veces al día. En la mañana, al mediodía y en la noche.

—¡Sí, acepto! Te quiero, Cassie.

—Iré en este momento y hablaré con Jacob y Elizabeth.

—Está bien, nos vemos.

Cuelgo y me siento tan emocionada. Busco una maleta mediana y empaco ropa para algunos días. Después de terminar escondo la maleta bajo la cama.

Escucho que alguien toca el timbre de la puerta, debe ser Cassie. Cuando bajo mamá se encuentra platicando con ella, me quedo escondida para no interrumpir.

—Cassie, confío en ti y tú conoces su condición, por favor, cuida de mi pequeña, ¿prometes que serás responsable de ella?

—Lo prometo, tú sabes, Elizabeth, que ella es como mi hermana, tú y Jacob son como mis tíos, cuidaré a Raven con mi vida.

—Está bien, entonces ve a casa. Dejo a Raven en tus manos, nosotros debemos preparar nuestro equipaje.

—Qué tengan un buen viaje, Elizabeth.

—Gracias, ustedes también.

Cassie se va y voy con mamá.

—Hija, hable con Cassie, espero que te diviertas.

—Gracias, mamá.

Papá viene hacia nosotras muy preocupado.

—¡Elizabeth, tenemos un problema con el catálogo de las nuevas prendas! Preparemos el equipaje, saldremos para el aeropuerto después de arreglar eso en la empresa.

—Lo siento, cariño, quería preparar el almuerzo para ti antes de irnos.

—No te preocupes, mamá. Ve a la empresa y resuelve el problema.

—Te amo, eres tan comprensiva.

Después de una hora mis padres salen como alma que lleva el diablo, se despiden de mi y luego se van. Me siento tan feliz, después de tantos días veré a mi amor.

Alessandro.

Estoy viendo los nuevos modelos de barcos para extraer arena, necesito diez más.

Susan toca, le pido que pase.

—Señor, tengo una emergencia en casa, ¿recuerda que le hable de mi hijo?

—Sí, sí, el que tuvo un accidente.

—Lo llevaron al hospital otra vez, ¿puedo irme temprano esta tarde? Si quiere puede descontarme de mi sueldo, pero quiero estar con mi hijo.

—No te preocupes, ve con tu hijo, pero te quiero aquí mañana temprano.

—¡Sí, señor Alessandro! Es usted muy bueno, gracias.

Ella sale de mi oficina, son casi las cuatro de la tarde. Olvidé pedirle un café a Susan antes de que se fuera.

Escucho el timbre, Susan olvido algo en casa.

Voy a abrir la puerta, me sorprendo al verla a ella. Le abro y ella entra. Su piel se ve roja al igual que sus mejillas, ella respira de forma agitada.

—Alessandro, mi amor...

Ella cierra los ojos y se desmaya, antes de que su cuerpo toque el piso, la tomo en brazos. La llevó al sofá y la estiro sobre él. Después voy por la maleta que dejo en la entrada, no entiendo para que es, talvez se irá de viaje y vino a avisarme.

Toco su frente, ella tiene temperatura. Abre un poco los ojos y me mira, una media sonrisa se dibuja en sus labios.

—Hola, Alessandro, ¿cómo estás?

—¿Qué te pasa, niña?

—Es por mi enfermedad, esto pasa cuando me expongo al sol, tranquilo, se me pasará pronto. Estoy tan feliz de verte, mi amor.

Ella acaricia mi rostro con su mano, se siente bien. Por un momento había olvidado quien soy, estoy cometiendo el error más grande de mi vida. Golpeó su mano apartándola de mi rostro.

—¿Por qué estás aquí? ¿Qué tienes en esa maleta?

—Es ropa, mis padres salieron, ellos piensan que estoy en un campamento con mi mejor amiga Cassie, pero quise venir contigo. Me quedaré contigo, mi amor.

—¡No!

Ella se sienta y me mira molesta.

—¡¿Por qué no te dejas amar?! Eres tan cruel, Alessandro Tamar, todos estos días que no pude verte, pensé en ti, soñé contigo, pero tú me odias cada día más, yo quiero que hagamos el amor todas las noches, si quieres también en el día.

Me doy la vuelta y me dirijo a mi oficina, antes de que suba por las escaleras el timbre suena una vez más, ¿ahora quien es?

Solo esto me faltaba.

—Hola, amigo, vine para hablar contigo sobre los nuevos barcos, tenemos competencia y debemos superarla para ganar más territorio.

—Lo sé, en eso estoy.

Ella estornuda, eso llama la atención de Calum.

—No sabía que la muñeca estaba aquí, hola, hermosa, ¿por qué lloras? ¿Qué te hizo Alessandro?

—Hola, Calum, ¿cómo estás?

—Muy bien, muñeca, y...

—¡Vamos a mi oficina!

Ella toma su maleta y está a punto de irse.

—Ve tu primero, luego te alcanzo.

—Lo haré, arregla las cosas con tu novia, o me la quedaré yo, amigo.

Espero a que Calum se vaya, ya me está molestando sus putas insinuaciones.

—¡Oye, niña! Ve a la cocina, espérame ahí.

Ella arroja su maleta al piso muy molesta y se va a la cocina. Por un momento sonrió para mí mismo, me gusta más así enojada.

«¡Mierda! Me golpeó la frente con la palma de mi mano, no, no me gusta de ninguna forma, solo la estoy usando para vengarme y nada más».