Adam Piloteo el avión privado de Deborah, ella va muy callada, normalmente le gusta platicarme de sus viajes o negocios, y algunas veces se ha abierto y me ha contado de su padre, pero hoy la noto silenciosa. Tampoco digo nada y reviso las coordenadas, me ha dado instrucciones de ir a Alaska, al parecer tiene una casa allá, no me sorprende, es una mujer con mucho dinero. De pronto habla y me saca de mis pensamientos —Creo que, a Anna, no le caigo bien – dice con la copa de champan en su mano, mirando a la nada —¿Qué? – contesto sin entender a que viene eso, ella me mira y se acerca —Supongo me ve como una rival o algo así – me dice y arrugo el ceño —Para nada, solo Anna es un poco efusiva – le digo, y ella sonríe, toma un trago de su copa y con su mano acaricia el botón de mi manga,