23 de agosto Han pasado tres días desde que me entere de una verdad que, en vez de causar alivio en mí, ha provocado una sensación de estar cayendo en un precipicio sin fin. Yazid ha vuelto a causar todas las inquietudes que siempre causo en mí, pero a la vez siento rabia, mucha rabia. Me ha visto sufrir, me ha escuchado llorar desde su ventana, sabía muy bien el daño que me había provocado, y solo decidió callarse. Debió ser honesto, debió decirme que se alejaba de mi para dejarle el camino libre a Felipe; quizás así todo esto hubiese dolido menos. Llego a la puerta de la casa donde vive Feli y toco el timbre, se supone que debimos de habernos visto hace dos días, pero no podía verlo a los ojos después de que aquel terremoto llamado verdad sacudiera mi vida. Necesitaba procesar la info