He estado un poco nervioso, Angeles está a días de dar a luz, no quiero despegarme de ella, pero tampoco puedo dejar de ir a la empresa, necesito supervisar la colección y tengo mucho trabajo pendiente. Estoy en mi oficina terminado de revisar unas cotizaciones, necesito unas copias y salgo a buscar a Inés, pero al salir miro a Daniel y a Angeles hablando, Daniel la mira profundamente y hace que una inmensa furia me recorra las venas, odio que la mire así, odio que cualquier hombre la mire. — ¿Qué haces aquí? – pregunto con tono seco, Daniel me mira con antipatía — Te recuerdo que yo también soy dueño de esta empresa – dice Daniel con altanería — A ti no te importa la empresa, lo único que te importa es recibir el cheque que se te deposita cada mes – digo irritado — Como sea, aun s