Somos la nada misma que nos definimos constantemente como la perfección creando estatus intentando no ser olvidados, queriendo sentirnos amados. - Héctor no me puedes estar hablando enserio, lo que me acabas de decir es completamente absurdo- afirmo con nervios- tú no eres un asesino- le digo con seriedad- debe ser una mala broma la que me quieres hacer- le digo con seriedad peor el sigue frio como un hielo, como si mis palabras fueran tiradas al aire- no puedes querer acabar con la vida de una persona, así como así- le digo con seriedad y el solo me mira fijamente como si estuviera pensando mis palabras - eres una mujer inteligente ¿Por qué fijarte en un jardinero? - me pregunta y lo miro con seriedad- y espero que por tu bien me contestes de la manera acertada - me dice presionándome-