Siempre me considere una mujer valiente que no le temía a nada. Me decía que no había nada que pudiera afectar sobremanera mi vida. Error. En menos de una semana he experimentado el temor de perder a mi madre y el segundo lo estoy viviendo en este momento. Temor de que mi esposo salga herido, es un nuevo temor que no sabía que podría sentir. Cuando abrí la puerta no me esperaba encontrar a Sergei de pie allí vistiendo pantalones negros y una camisa celeste doblada hasta los codos, zapatos casuales y con expresión indescifrable aun después de invitarle a entra y sacar a Príncipe al patio trasero, volví al salón para encontrar a Sergei sentado en uno de los sofás del salón. No logro descubrir si su propósito es arreglar las cosas o viene a dar la estocada final. De lo único que tengo certez