CAÍDA CUARENTA Y CUATRO
“Guao, eso es un montón de pepinillos”, dijo Héctor al entrar.
Patty se aferró a la jarra con fuerza y dijo “Son míos”. Sobreactuando un poco.
Héctor se rió. “Cómo si me interesara robártelos”
Habían despejado el cuarto de estudio del primer piso y trajeron una cama.
“Lamento que sean muebles usados, pero eso es por ahora. Ya intentaremos conseguir algo más agradable en el futuro. Mi preocupación principal es dormir en mi cama y que mi espalda deje de matarme”. Sostuvo sus manos en alto contra el marco de la puerta y estiró la espalda.
Patty saltaba en la cama sonriendo. “Está perfecta” y tomó aire.
“Me agrada oír eso. Haz una lista de otras cosas que puedas necesitar y la revisaré para ver qué podemos hacer”.
“¿Podrían ser unas cortinas?” dijo arrugando su
